Vecinos de los lugares más afectados por el seísmo en el que murieron más de 2.900 personas cuentan que las compensaciones del Gobierno son insuficientes y muchos siguen viviendo en tiendas de campaña o edificios semidestruidos
Silencio y escombros en el Gran Atlas marroquí, la zona más afectada por el terremoto
Un trueno rompe con la solemnidad del silencio dentro de la casa de Fátima. Se echa las manos a la cabeza. Chasquea con la lengua. Entre los espacios del tejado, cubiertos por ramas de árboles y hojas secas, se cuelan las gotas que caen del cielo encapotado de Tafeghaghte, en el Alto Atlas marroquí. Llueve fuerte. La mujer avanza por el interior de su cabaña y levanta la cabeza mientras vigila cada hueco: encima de las neveras, entre los utensilios de cocina y bajo el vacío que separa el zaguán de un dormitorio improvisado y provisto de mantas que simulan una cama. De pronto, deja de llover: “” (“Gracias a Dios”, en árabe), suspira. Huele a lluvia y los pájaros pían. Reina el silencio.
Alhamdulillah