En el pueblo de Castilla La Mancha no cesan en el esfuerzo para encontrar a los cinco desaparecidos desde el martes, cuando la riada causada por la DANA destrozó el casco antiguo
EN PRIMERA PERSONA – “Cuesta verlo sin romperse”: Rozalén regresa a Letur tras el paso de la DANA
El agua, siempre el agua. Cuando cesa el ruido de las máquinas, cuando se apagan los focos de las cámaras, cuando para el trajín de voluntarios, militares, periodistas, es el sonido del agua lo que rompe el silencio de las calles de Letur y acompaña a los vecinos en este tiempo dilatado que empezó el martes. Han pasado tres días desde que ese sonido plácido que siempre les sigue se convirtió en un estruendo y el agua del arroyo, su bien más preciado y su orgullo, mudó en una furia de lodo, ramas, rocas que atravesó el pueblo como una puñalada trapera, engullendo casas y recuerdos. Desde entonces, la espera se ha ido convirtiendo en desesperación, porque, tres días después, sigue sin haber rastro de cinco de las seis personas desaparecidas tras la riada
causada por la DANA.