Para tratarse de un infierno fiscal insoportable y un Estado de voracidad confiscatoria insaciable, hay que reconocer que España se conduce como un territorio más bien “friendly” para con los propietarios de riqueza
Tiene razón Carlos Cuerpo, el ministro de economía, cuando sostiene con cierta ufanía que la oposición no le pregunta nunca en el parlamento precisamente porque la economía va bien, España tira como un cohete y esa evidencia les enturbia el relato de hecatombe nacional diaria sobre el cual construyen su estrategia. Si no creen al ministro, ahí tienen los datos; sin ir más lejos, ahí está el número de superricos. Acabamos de batir el récord nacional y vamos camino de aspirar seriamente a competir por la plusmarca europea.
Dicen ; un 2.5% más que el ejercicio anterior. Aunque debe de haber unos cuantos miles más y la economía debe estar mucho más sumergida de lo que parece si uno cuenta la cantidad de dueños de Lamborghinis que, en las redes sociales, se han sentido amenazados por el dilema de Pedro Sánchez entre transporte público y Lamborghini o directamente le han desafiado a intentar incautárselo.
los datos de la Agencia Tributaria que, en 2022, había en España 852 personas con un patrimonio de más de treinta millones de euros