Cómo el río regresó a Benamargosa para reclamar lo que es suyo: “Sé que estoy en terreno ganado”

La crecida récord a la altura por el pueblo pasó por encima del puente y anegó casas y comercios situadas junto al cauce, sobre el que en los últimos años se han colocado una piscina y un campo de fútbol

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Benamargosa es un pequeño pueblito con unos 1.500 habitantes en la baja Axarquía, al este de la provincia, enclavado a la orilla de un estrecho valle flanqueado por lomas hoy cubiertas de aguacates y mangos. A uno de esos cerros se agarran la mayoría de las casas, desde las que se divisa bien el río del mismo nombre. Pero hay, también, un buen puñado de edificaciones, un parque y hasta un campo de fútbol colocados en las últimas décadas en la margen izquierda y alrededor del puente que atraviesa al río. El miércoles, entre las dos y las seis de la tarde, el agua y el lodo se lo tragaron todo: puente, casas, comercios, los limoneros de la orilla y hasta la Iglesia del pueblo.

Este jueves, el sacerdote colombiano Carlos Samuel Córdoba, llegado hace apenas un par de semanas, limpiaba y secaba los bancos al sol. Unas horas antes, el miércoles a las seis de la tarde, tuvo un pálpito y pudo acercarse cuando la lluvia amainó algo. “No podíamos ni siquiera ingresar, porque el agua salía de la puerta de la Iglesia. Todos los bancos obstaculizaban la puerta principal”, relata.

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