Días de ruido y furia

El PP, que sigue colgado de Vox y de las torpezas de Alberto Núñez Feijóo, no representa una amenaza vital. Y los socios de coalición de Sánchez tienen grandes incentivos para seguir con él: pueden arrancarle más y más concesiones

La corrupción política se parece a los pedos: molestan mucho más cuando son ajenos. ¿Recuerdan los inicios del ‘caso Gürtel’? En febrero de 2009, después de que la Audiencia Nacional detuviera al empresario Francisco Correa y abriera una investigación que afectaba a la médula del Partido Popular, el entonces presidente Mariano Rajoy compareció ante los medios, rodeado por su plana mayor, para pronunciar una de sus frases históricas: “No hay una trama del PP, hay una trama contra el PP”.

Siempre se trata de conspiraciones, hasta que se demuestra lo contrario. Mientras la derecha, incluyendo su división mediática, ninguneaba el asunto y se hacía la ofendida, la izquierda (también con su división mediática) reclamaba dimisiones inmediatas.

El PSOE tiene ahora sus propios apuros. No hay sentencias y nada puede darse por seguro en la trama que parte del empresario, o más bien comisionista, Víctor de Aldama, pero el propio partido ha designado como chivo expiatorio a José Luis Ábalos, antiguo “mano derecha” de Pedro Sánchez, antiguo secretario de organización, antiguo ministro de Fomento. El tumor está reconocido. Falta por ver si hay metástasis. Atribuir el asunto a simples fabulaciones queda fuera de lugar.

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