Gänswein y el antiguo jefe de Seguridad de Ratzinger, estarían detrás de la elaboración de un informe sobre la desaparición de la joven en 1983, confirmado por el fiscal de la Santa Sede quien no quiso revelar su contenido
Sexo, mafia y corrupción: las claves ocultas del ‘caso Orlandi’ que marcaron los tres últimos papados
Roma mintió. Sí hay un dossier sobre la desaparición de Emanuela Orlandi. Sin embargo, el Vaticano negó durante años la existencia de informe alguno sobre el suceso acaecido en junio de 1983. Un caso sin resolver que hunde sus raíces en lo más oscuro de las tramas de intriga y poder vaticanas y que ahora podría vivir un nuevo capítulo. ¿Por qué? Porque, al fin, un funcionario vaticano ha admitido la existencia de un documento interno acerca de la joven, y de la implicación de determinados personajes a lo largo de los años. Y no un funcionario cualquiera.
Se trata del fiscal del Vaticano, Alessandro Didi, encargado por el mismo Papa de aclarar, en lo posible, los múltiples puntos ciegos del caso. La pesquisa incluye la pregunta que, 41 años después, todavía se hace el hermano de la desaparecida, Pietro Orlandi: ¿Dónde está Emanuela?
Didi, que no quiso dar muchos detalles, sí insistió en que el informe no aporta muchas novedades, sino que más bien se limita a recoger todo lo conocido. Sin embargo, medios italianos han revelado que detrás de su redacción estaría, ni más ni menos, que el exsecretario personal de Benedicto XVI (y hoy nuncio en el Báltico, tras ser expulsado del Vaticano por Francisco), Georg Gänswein.
¿Quién ha conservado este expediente hasta ahora, dado que en varias ocasiones, en los años mencionados, las autoridades vaticanas informaron públicamente que no existía ningún expediente y que el de Emanuela Orlandi era ‘un caso cerrado’?
Entre los conocedores del caso también se encontraría el histórico jefe de Seguridad de los papas, Domenico Gianni, quien hace semanas, durante su comparecencia en la comisión sobre el caso auspiciada por el parlamento italiano, también confirmó la existencia del informe, aunque lo definió como una “reconstrucción histórica” del caso.
Sin embargo, para la abogada de la familia Orlandi, Laura Sgro, resulta especialmente grave que “el Vaticano reconozca que ha llevado a cabo actividades relacionadas con el secuestro de Emanuela Orlandi que nunca ha compartido con la familia ni con la Fiscalía de Roma” lo que, en su opinión, supondría un caso claro de obstrucción a la justicia. Mucho más grave cuando, desde 2012, se solicitó a Roma toda la documentación relativa al caso, y desde el Vaticano se desmintió la existencia de dossier alguno. Ahora, con el caso cerrado en el ámbito civil, lamenta la falta de “una colaboración leal” por parte de la Santa Sede.
Que pidan el documento “con urgencia”
Sgro añadió que la familia volvió a solicitar en 2017 una copia de dicho expediente, cuya existencia conocían a través del ex mayordomo de Benedicto XVI, Paolo Gabriele, condenado por el ‘caso Vatileaks’. “¿Quién ha conservado este expediente hasta ahora, dado que en varias ocasiones, en los años mencionados, las autoridades vaticanas informaron públicamente que no existía ningún expediente y que el de Emanuela Orlandi era ‘un caso cerrado’?”, se preguntó la abogada, quien instó a la Fiscalía de Roma y a la Comisión Parlamentaria de investigación que “soliciten con urgencia” dicho expediente, en el que también aparecen, entre otros, los protagonistas del ‘Vatileaks II’: la italiana Francesca Chaouqui y el sacerdote español Lucio Ángel Vallejo Balda, ambos condenados por la Justicia vaticana en el caso de filtración de documentos confidenciales, y que tuvieron que declarar este año ante la comisión parlamentaria.
En una entrevista con Il Messagero, Chaouqui desveló cómo en una ocasión, “de una caja fuerte (del Vaticano) salieron cinco hojas, una lista de gastos que la Santa Sede habría afrontado para gestionar” la desaparición de Emanuela Orlandi. Su hermano, Pietro, está convencido de que “esos documentos contienen más cosas” sobre su hermana, pero el Vaticano asegura que esos documentos no existen. Tampoco se encontró nada en las excavaciones en el cementerio teutónico, donde una pista falsa (o falseada) aseguraba que se encontraba el cuerpo de la desaparecida.
“El Vaticano no sabe dónde está Emanuela Orlandi”, subrayó, tajante, Chaouqi, quien sostiene la teoría de que Emanuela no murió en el acto, sino que fue secuestrada y trasladada a Londres, aunque tampoco avala las teorías que vinculan la desaparición de la joven con la mafia o con el escándalo del Banco Abrosiano. Mientras tanto, la familia sigue exigiendo respuestas. Y Emanuela Orlandi, o su cadáver, continúan sin desaparecer. Al menos, ha aparecido un dossier en el Vaticano cuyo contenido, pese a todo, sigue manteniéndose en secreto.
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