Una sensación agridulce. Los y en esas fotografías de cómo van sus negocios no todo brilla. En unos casos, porque las ventas en Asia –sobre todo en China– no tiran como en el pasado o por el impacto de los tipos de cambio de las monedas de ese continente. En otros, porque los ingresos en Europa sufren por un verano donde las lluvias, en algunas ocasiones torrenciales, han dejado sin vender parte de las colecciones estivales.