La confesión en diferido de Aldama: promesas de comisiones, pantallazos de su agenda y muchas pruebas pendientes

Entre su comparecencia judicial y la documentación aportada recientemente al Tribunal Supremo el nexo de la trama intenta apuntalar las acusaciones de la Fiscalía en el caso Koldo y la trama de hidrocarburos mientras lanza sospechas sobre políticos y cargos públicos sin aportar pruebas

Aldama: “Es muy grave que haya nombrado a todas las personas que he nombrado y sigamos en pie”

La confesión extendida del empresario Víctor de Aldama en la Audiencia Nacional se ha convertido en la nueva viga maestra de todas las ramificaciones del caso Koldo. Dos horas de declaración que le abrieron las puertas de la cárcel de Soto del Real gracias al apoyo clave de Anticorrupción y que ha ido aliñando con declaraciones públicas y documentos aportados al Supremo. El grueso de sus acusaciones se dirige contra el exministro José Luis Ábalos, sobre el que dijo que ya antes de la pandemia plantearon el traspaso de un piso de lujo a modo de comisión por futuros contratos amañados. Todo lo envuelve Aldama, al que los investigadores consideran “nexo de la trama”, entre afirmaciones sobre sus contactos con altos cargos del Gobierno y la invitación a buscar pruebas de esas conversaciones dentro de su teléfono móvil, protegido con una “clave de seguridad”.

Aldama declaró ante el juez que le investiga por ser uno de los protagonistas de la operación Delorme, adjudicatario de más de 50 millones de euros durante la pandemia supuestamente gracias a su cercanía al entonces ministro Ábalos y, sobre todo, a la mano derecha de este, Koldo García. Y en su última aportación de documentación al Supremo ha extendido el foco de la sospecha más allá de la pandemia: afirma que pagó y cobró comisiones por amaños de contratos dependientes de ese Ministerio pero centrados en las obras públicas de carreteras, no solo en mascarillas.

Ante los jueces, Aldama ha aportado dos pruebas principales de sus afirmaciones: su palabra y tres hojas sacadas de los Presupuestos Generales del Estado de 2021. Folios con algunas obras en carreteras marcadas en rosa y otras en verde para, según su relato, explicar a futuro qué contratos ya habían sido “pre-adjudicados” a empresas pagadoras de comisiones y cuáles podían serlo. Por escrito, Aldama no revela el origen del documento ni de las afirmaciones sobre el código de colores asociado a la corrupción.

En su entrevista en la COPE concedida poco después de salir de prisión, Aldama se puso a la defensiva cuando se le preguntó por las pruebas que tenía sobre todas estas acusaciones. “Nadie te firma un recibo cuando le das 400.000 euros”, le dijo el presentador. “Visto lo visto, en este país ya hay que mostrar la fotografía con el cuchillo en el pecho. No sé qué más tengo que demostrar”, respondió el empresario. Son aspectos que tendrá que desarrollar el próximo lunes 16 de diciembre, cuando comparezca como imputado ante el juez del Supremo. Cuatro días antes lo hará el propio José Luis Ábalos, que este viernes ha adelantado que no piensa declarar de momento.

La declaración judicial y la documentación de Aldama se centran en su relación con el entonces ministro y hoy diputado sin partido en el Congreso. En lo que a papeles se refiere, más allá de sus palabras, el empresario repasa su relación con él a través de los viajes que ayudó a organizar a México, Venezuela o Georgia, y que arrancaron poco después de la llegada del PSOE al Gobierno en 2018 con la moción de censura. Y aporta un contrato que, según su versión, acordó con Ábalos cuando era ministro, para la transmisión de un piso de lujo en el Paseo de la Castellana que nunca se llegó a materializar. A modo de comisión por los favores futuros a la trama. De momento no hay ninguna prueba de que eso fuese a ser así, más allá de la palabra del empresario, imputado en dos causas de corrupción y fraude millonario a Hacienda.

Uno de los puntales de este documento es el reconocimiento de que él mismo cobró comisiones por amañar contrataciones antes de la pandemia. Un empresario valenciano, afirma, le pagó 77.500 euros en 2019 a modo de mordida. Este es un pago que ya estaba bajo la lupa de la Audiencia Nacional y la Guardia Civil, y que figura en varios informes. La duda que continúa es por qué se habían hecho las transferencias. Aldama despeja la incógnita en su escrito ante el Supremo: “Por la gestión de las adjudicaciones obtenidas del Ministerio de Transportes”. También afirma que otra empresa adjudicataria le pagó 18.000 euros “como compensación” por una adjudicación de obra púbica.

El primero en comparecer ante el juez Leopoldo Puente será Ábalos. Lo previsible era que intentase dar continuidad a su discurso público de estos meses y negar su implicación con la trama, pero este jueves el exministro ha hecho ver que no tiene intención de declarar. Prefiere esperar a que cuatro días después lo haga Aldama, quien tendrá que explicar al magistrado si cuenta con más pruebas o si puede ser más específico sobre los contratos que supuestamente amañó para las empresas que le pagaron las comisiones. El documento que aportó con subrayados de colores apunta a más de 100 adjudicaciones de obras en carreteras de todo el país en 2021, al margen de los 53 millones que obtuvo su empresa durante la pandemia y al margen también de las comisiones que cobró en la segunda mitad de 2019.

La agenda de Víctor de Aldama

A medio camino entre la bomba de racimo y los fuegos artificiales, la declaración y la documentación de Víctor de Aldama también desvela un objetivo: dejar claro al juez y a la sociedad en general que él no era un cualquiera y que sus relaciones no se quedaban en Koldo García o José Luis Ábalos. Altos cargos, ministros e incluso el propio Presidente del Gobierno y su esposa formaban parte de sus contactos, según su relato que defiende a golpe de pantallazos de su agenda telefónica para demostrar que tenía sus números. También desliza que las conversaciones están en su teléfono móvil incautado por la UCO y protegidas por un código de seguridad.

El empresario ha puesto la mirilla en tres objetivos principales: el ministro Ángel Víctor Torres, el número dos del PSOE, Santos Cerdán y Carlos Moreno, jefe de gabinete de la vicepresidenta María Jesús Montero. Sobre el primero afirma que la trama le pidió 50.000 euros en el marco del amaño de un contrato para rehabilitar la sede de la Agencia Tributaria de Canarias, un contrato que ni siquiera pasó por manos del gobierno canario que dirigía entonces Torres. Además, dice, se negó a pagar el supuesto peaje. Y dos anexos: el pantallazo que demuestra que tiene el teléfono del hoy ministro y la afirmación de que alquiló un piso en Madrid para “encuentros de diversa naturaleza en los que participaba junto a otras personas”. Torres ha negado las acusaciones y ha anunciado que ampliará las acciones legales contra Aldama.

Sobre Santos Cerdán, diputado y cercano a Koldo García cuando hacía política en Navarra, Aldama insiste en los 15.000 euros que afirma ante el juez que le pagó. La explicación confusa que ha dado por el momento es que tuvo que pagárselos fruto de un “desencuentro” con la empresa, otra adjudicataria. Y sobre Carlos Moreno, alto cargo de Hacienda con María Jesús Montero, Aldama vuelve al sector inmobiliario para afirmar que le ofreció consejo sobre la compra de un piso, aunque finalmente se comprara otra casa no relacionada con el empresario investigado. De ahí, según el relato de Aldama, su relación salta a un presunto trato de favor en la gestión de un supuesto aplazamiento de deuda en Hacienda a favor de una de sus empresas.

La agenda de Víctor de Aldama

María Jesús Montero es uno de esos nombres del actual Gobierno que Aldama ha citado como parte de las autoridades con las que se reunió en esos años. La ministra de Hacienda, en su comparecencia en el Senado, fue clara al decir que “nunca jamás” se ha reunido con él. En la COPE, Aldama matizó: formó parte de una reunión telemática común en la que no tomó la palabra y después coincidieron en una fiesta de cumpleaños con Ábalos.

El rescate de Air Europa es caza mayor para la derecha desde la pandemia. Por el montante de más de 400 millones de euros que intenta poner bajo sospecha y porque permite sacar a colación a Begoña Gómez, la esposa del presidente del Gobierno. Ante Herrera, el empresario pudo desarrollar cuál fue su relación con ella, algo en lo que la Audiencia Nacional por ahora no ha mostrado mayor interés. Una “tertulia” con Begoña Gómez y con Javier Hidalgo, CEO de la compañía, después de un evento al que habían acudido. Según el propio Aldama, nunca hablaron del rescate de Air Europa, algo que las acusaciones populares del caso intentan vincular desde hace meses sin éxito a la esposa del Presidente del Gobierno.

Sobre su cercanía con Pedro Sánchez, Aldama insiste en su versión de que la fotografía que tiene con él partió de la iniciativa del presidente de agradecerle las gestiones que, afirma, estaba haciendo en México. Y aporta como prueba una carta de su entonces jefe de gabinete, Iván Redondo. Una carta que no iba dirigida a él y en la que el entonces colaborador de Pedro Sánchez, un año y nueve meses después de la foto, despachaba una propuesta de reunión con una negativa.

“El corrupto no soy yo”

A medio camino entre el imputado y el comentarista político, en la COPE Víctor de Aldama reconoció sus “errores” pero defendio: “El corrupto no soy yo, el corrupto es el político”. Su lista de nombres de políticos asociados a cantidades de dinero, dijo el empresario, no son comisiones pagadas, sino un proyecto que nunca se cumplió. “Yo no he sobornado a nadie, soy culpable de haber pagado a un funcionario, pero había por detrás que si no pagaba no se me seguía dando, y al final soy un empresario”, defiende. Un relato que choca, en parte, con las pruebas que él mismo ha presentado al Supremo.

Su gran pecado, considera, ha sido “no haberlo denunciado”. “Hay pruebas, creo, más que suficientes, por menos de esto al señor Rajoy se le hizo una moción de censura. Por 200 y pico mil euros que, además, ni le afectaba a él, y se le echó del Gobierno”, añadió en esta entrevista con Carlos Herrera.

En unos días el Tribunal Supremo entrará de lleno en la ramificación del caso Koldo con el interrogatorio a José Luis Ábalos y, unos días después, las declaraciones de Víctor de Aldama y Koldo García. El exministro se enfrenta a acusaciones que van más allá de lo afirmado por Aldama y se cimentan en informes de la Unidad Central Operativa de la Guardia Civil, al igual que sucede con Koldo García, su antiguo asesor. Están por ver los movimientos del juez Puente, del Tribunal Supremo, ante todas las afirmaciones que afectan a otros miembros del Gobierno. Por el momento, en la Audiencia Nacional, el juez que sigue investigando el grueso del caso Koldo ha pedido a la Guardia Civil que compruebe cuánta verdad hubo en su confesión de cerca de dos horas que le permitió salir de prisión.

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