“El PP es fuerte como marca, débil en su liderazgo e irrelevante como proyecto político”, sostiene el presidente, que alienta a Óscar López en su competición con Ayuso pero evita respaldar a Espadas como candidato. Puente desmonta a Aldama: “De los 7 contratos que llevó al Supremo, sólo uno es del periodo de Ábalos”
Armengol llama a los partidos a “diluir” el ruido del Congreso: “La sociedad necesita que estemos a la altura”
Cuando la tercera autoridad del Estado aprovecha el 46º aniversario de la Constitución para llamar la atención sobre el actual tiempo “atronador” no hace falta decir mucho más del momento por el que atraviesa la política. Cuando además apela al diálogo y recuerda que la Carta Magna sentó las bases del “respeto al pluralismo y permitió construir un espacio de convivencia” es porque algo se ha roto en España, y no sólo es la capacidad de acuerdo entre diferentes. Hace tiempo que la polarización extrema traspasó las legítimas diferencias políticas y se proyecta en las palabras y los gestos de los actos institucionales. Las miradas, los gestos, las intervenciones… No hay tregua posible ni celebración que valga.
Como cada 6 de diciembre, el Congreso de los Diputados ha acogido el acto principal del Día de la Constitución y allí estaban, como manda la tradición, el presidente del Gobierno y el líder de la oposición. Uno, rodeado de sus ministros y el otro, de sus líderes territoriales, incluida una Isabel Díaz Ayuso de mirada perdida y mueca torcida. Quizá por encontrarse a escasos metros del fiscal general del Estado, Álvaro García Ortiz, investigado por la supuesta filtración de datos fiscales de su novio. Al acto también acudió el presidente del Tribunal Constitucional, Cándido Conde Pumpido, y la presidenta del Tribunal Supremo y del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), Isabel Perelló, dos de los padres de la Constitución, Miquel Roca y Miguel Herrero y Rodríguez de Miñón y el defensor del Pueblo, Ángel Gabilondo.
Pero nada es como antes porque el Congreso de los Diputados ha dejado de ser ese espacio donde los diputados intercambiaban ideas y debatían a cara de perro dentro del hemiciclo y, después fuera de él, compartían charlas amigables o almuerzos y, sobre todo, aparcaban diferencias en fechas señaladas como el aniversario de la Carta Magna. Hoy ya no es posible. Y eso que el presidente del Gobierno no cree que su oposición sea política porque la derecha ha renunciado al debate de las ideas y porque el PP no tiene claro su liderazgo.
La andanada la soltó Pedro Sánchez en un corrillo con periodistas en el que también dijo “que el desplome del líder de la oposición entre su electorado en las encuestas no tiene precedentes”, algo que aclaró no ocurre con él entre los votantes progresistas. “Hay un vínculo entre la acción del gobierno y el votante progresista”. Subrayó al tiempo que presentó al PP como a un partido que “es fuerte como sigla, débil en el liderazgo e irrelevante como proyecto político”. Y es que cree Sánchez que “la fortaleza de la derecha española no es política” en alusión velada al frente judicial y mediático.
Sin querer entrar en detalles ni valoraciones sobre asuntos judiciales concretos, sí mostró convencimiento en que la oposición a su gobierno “no es política” en línea con lo que se escuchó el pasado fin de semana en Sevilla durante el Congreso Federal del PSOE. Los socialistas están convencidos de que la verdadera oposición al Ejecutivo procede de un “frente judicial” y mediático contra Pedro Sánchez y el presidente, aunque no tan explícito en los términos, recuerda que después de sus cinco días de reflexión el pasado abril advirtió que “la situación iría en aumento”.
“El fracaso de este acoso es cuestión de tiempo porque será el paso del mismo el que ponga ”todo en su sitio“, afirmó un Sánchez que se declara ”tranquilo“, seguro de tener un ”gobierno limpio“ y convencido de que ”el acoso sin precedentes“ que padece el Ejecutivo se traducirá en una ”ola de empatía“ entre el electorado progresista.
Su mirada ya proyecta, además de sobre los Presupuestos Generales del Estado que confía en que sean aprobados a principios de año, sobre las elecciones de 2027. Autonómicas, municipales y generales en las que confía en recuperar poder territorial perdido por los socialistas en 2023. Fue en este contexto en el que habló de una “alternativa sólida y creíble” como la de Óscar López para enfrentarse a Isabel Díaz Ayuso en la Comunidad de Madrid. Un respaldo explícito que evitó cuando se le preguntó por el futuro de Juan Espadas en Andalucía, una federación que barrunta estos días un candidato alternativo para medirse con Juan Manuel Moreno Bonilla y en el que empieza a coger volumen el nombre del jienense Juan Francisco Serrano, número dos de Santos Cerdán en la secretaría de Organización.
Sánchez solo dijo de Espadas que es “un socialista leal” que ha liderado el socialismo andaluz “en un contexto difícil” y que serán, en todo caso, los militantes quienes decidan. No hizo falta que dijera más para saber que Ferraz no parece estar por la continuidad en Andalucía. Y, antes de poner fin a su asistencia en el acto de homenaje a la Constitución quiso responder a su vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz: “A pesar de lo que he leído en algunos medios, el gobierno no resiste, avanza”.
Los miembros del Partido Popular Jorge Azcón, Alfonso Rueda, Alfonso Fernández Mañueco, Alberto Núñez-Feijóo, Fernando Miras, Isabel Díaz Ayuso, Cuca Gamarra y Miguel Tellado a su llegada a la celebración del Día de la Constitució este viernes en Madrid. EFE/ Borja Sanchez-trillo
Del empresario Víctor de Aldama y las declaraciones con las que ha esparcido sombras de corrupción sobre su gobierno y el PSOE el presidente no quiso hablar, pero sí lo hizo Feijóo, en otro corrillo con periodistas, a escasos metros del que protagonizó el presidente del Gobierno. Primero dijo que el PP se propone ahora llamar a comparecer al cabecilla de la trama ante la comisión de investigación del Senado, pero si eso ya para 2025. Por lo que sea lo de diciembre al PP se le hace bola, entre tanto canapé y tanta vacación, pero no lo que dice el corrupto Aldama, al que Feijóo concede toda veracidad por su presencia en la noche electoral de Ferraz en 2019 y su foto con Sánchez en un mitin del PSOE. De fotografías y malas compañías no es Feijóo quien más legitimado está para hablar después del extenso álbum que le retrató junto al delincuente Marcial Dorado durante varios viajes de vacaciones en yates y también excursiones a la montaña.
Feijóo asegura que todo lo declarado por el conseguidor de la trama Koldo está “documentado”, algo que de momento no ha probado la investigación y sobre lo que el ministro Óscar Puente está dispuesto a acreditar todo lo contrario. El actual titular de Transportes ya ha cotejado el listado de obras pre adjudicadas a cambio de presuntas mordidas a Ábalos que Aldama presentó ante el Supremo y el resultado, anuncia, “provocará carcajadas”. Y es que de las siete licitaciones que el empresario aportó, dos no se llegaron a licitar, dos son anteriores al periodo en el que el ex secretario de Organización del PSOE estuvo al frente del Ministerio y dos son posteriores a su salida de Transportes. “Solo una corresponde al periodo de Ábalos”, desveló Puente.
Feijóo mantiene, no obstante, que la legislatura no da más de sí y que el gobierno está “acorralado” por la corrupción y por la agenda judicial, si bien admitió que el mandato durará lo que quieran los socios de Pedro Sánchez, a los que calificó de “fijos discontinuos”. Siempre haciendo amigos entre PNV y Junts que son a los que pretende cortejar desde hace tiempo para que retiren su apoyo al Gobierno.