Las y los españoles estamos resistiendo a la oleada reaccionaria global como «la irreductible aldea hispana». Pero para no caer, ni limitarnos a resistir sino salir del atolladero y avanzar hay que aprovechar las ventanas de oportunidad que pueden estarse abriendo
PSOE de Cádiz pide a Juan Espadas que no se presente a la reelección como líder del PSOE andaluz
Este 23F habrá dos citas políticas distintas pero vinculadas: una, las elecciones federales que el canciller socialista Scholz ha adelantado en Alemania y la otra el congreso del PSOE andaluz en Armilla (Granada). Que igual no le veis relación, pero haberla hayla. Porque tanto en un caso como en el otro se cuestiona el liderazgo del candidato, Olaf Scholz y Juan Espadas, incluso dentro de su propio partido. Pero mientras para los alemanes la decisión ya está tomada –contra los sondeos y la opinión de las bases y social–, en el caso andaluz aún hay tiempo, de aquí a las primarias del 10 de febrero, para construir una candidatura, incluso de unidad, con más potencial de éxito.
A nadie se nos escapa que estamos en plena ofensiva reaccionaria global. Con los fascistas Trump, Milei, Meloni, Orban, Wilders en el poder, Marine Lepen acechando el Eliseo francés, el ya citado Scholz a punto de caer superado por la derecha de la CDU/CSU y la ultraderecha de Alternativa por Alemania que pasaría de quinta a segunda fuerza.
En este contexto de amenaza directa a los derechos de las mujeres (como el del aborto y desarrollo profesional), de las personas LGTBIQ+ (integridad física y seguridad, respeto en el trabajo, matrimonio, adopción…), a la gente trabajadora (deterioro de la escuela y sanidad pública y eliminación de ayudas sociales para perpetuar los privilegios de élite), a las y los inmigrantes (criminalizados para ganar votos…), en este contexto, digo, España sigue siendo, con todas las críticas que el gobierno del PSOE-Sumar y sus apoyos merezcan, “la irreductible aldea progresista”.
Incluso aquí ya sufrimos ultras cantando el Cara al sol en calles de Madrid o Sevilla, ultras en nuestro Senado en una cumbre de antiabortistas, homófobos, machistas y negacionistas del desastre climático y de la evolución de las especies.
¿Cómo salir del atolladero? Esa es la cuestión. Hay que tomarse el peligro en serio. Hay que asumir en serio la responsabilidad de liderar un movimiento internacional de protección y avance en derechos. Desde Andalucía, veo tres ventanas de oportunidad que conviene no desaprovechar. Oportunidades clave para el conjunto de España porque 1 de cada 5 españoles somos andaluces y porque implican movimientos hacia la Moncloa.
Un PSOE andaluz ilusionante
En Andalucía, a pesar del veloz deterioro por el PP de la enseñanza pública (primaria, secundaria, universitaria) y más aún de la sanidad pública, pese al escándalo de contrataciones a dedo de la Junta de Moreno Bonilla, si la izquierda no se hace trampas al solitario ve que el ambiente es de continuidad del gobierno del PP que tiene mayoría absoluta.
El partido socialista andaluz, liderado desde 2021 por el ex alcalde de Sevilla, Juan Espadas, ha perdido ya cuatro elecciones: las autonómicas de 2022, y municipales, europeas y generales en 2023. Esto le fue afeado por socialistas vinculados a la ex presidenta andaluza y hoy senadora Susana Díaz. Pero tanto pública como privadamente hace tiempo que no son sólo ya los nostálgicos de ese susanismo fracasado, ni militantes o cargos con animadversión a Espadas quienes anhelan su generosidad para entender que se necesita un liderazgo renovado.
Aún hay tiempo hasta las primarias del 10 de febrero para que el PSOE andaluz construya una candidatura que convenza más que la actual. Para luego, en el Congreso del 22 y 23F, lanzar al o a la nueva líder y al equipo a que disputen con opciones, en 2026, la presidencia de la Junta al PP de Juan Manuel Moreno
Con diferencia abismal, por la edad y capacidad de Espadas, cuando Nancy Pelosi o Barack Obama pidieron a Biden que renunciara a la reelección no era porque no lo apreciaran sino por su convicción de que no iba a ganar. Reaccionaron con poco margen y fue tarde.
Ahora no debe ser plato de gusto para el PSOE de Cádiz y su líder, Juan Carlos Ruiz Boix –renovado en el Comité Federal–, ni para el alcalde socialista Antonio Beltrán de La Puebla de Guzmán (Huelva), dar el paso de abogar por construir una alternativa ilusionante para la gente, los votantes. Ni fácil para los máximos responsables del PSOE en las únicas dos de las ocho provincias andaluzas donde el socialismo lidera las diputaciones, Jaén y Sevilla, hacer equilibrismos para no mantener un rumbo que no lleva a buen puerto pero tampoco generar la confrontación y los desgarros que se quiere a toda costa evitar.
¿Qué seguridad transmite un Juan Espadas que, en el Congreso de Sevilla, se excede de los cinco minutos que le asignan para hablar 20 y en vez de atraer a los críticos “quiebra la confianza de sus afines”?
Siempre se ha venido pensando en la vicepresidenta María Jesús Montero como la mejor socialista posible frente a Juanma Moreno. Pero sus compañeros andaluces descartan que vuelva, a iniciativa suya o a instancias de Ferraz (como se mandó a Chaves en tiempos de González y Guerra). Incluso algunos temen que los pactos de financiación con Cataluña la hayan dejado “marcada” para el electorado andaluz (aunque suena a argumento para no echarla tanto de menos pues la puerta queda siempre abierta).
En todo caso, si no es ella y no es Espadas –reubicado y activo en otro plano– hay dos meses para encontrar “un quien”, hombre o mujer, con alto potencial, que aglutine al mejor equipo posible. Y luego año y medio para construir la candidatura para disputar con opciones la presidencia de la Junta de Andalucía a un Juanma Moreno… que igual se va.
Vacío en el PP-A por ascenso de Moreno
Porque esta es otra. El PP nacional, con la dirección de Feijóo, está atascado. Feijóo llegó a Madrid de Galicia con intención de construir un PP menos nacionalcentralista, de puentes con las derechas sociales y políticas de Cataluña y Euskadi sin las cuales su único camino para volver a gobernar España es incluyendo a fascistas de Vox en el Consejo de Ministros. Pero la derecha más ultramontana, política, empresarial y mediática (partidaria de Ayuso, victimaria de Casado), lo impulsa a la ultraderecha dificultando su camino a la Moncloa y el propio Feijóo se boicotea al apoyar a Mazón en la DANA o atacar a Teresa Rivera en Bruselas donde el PP europeo lo ha dejado solo y en evidencia.
La aspiración presidencial de Feijóo es ya ‘Crónica de un fiasco anunciado’. Y cuando se concrete ojalá la opción trumpista de Isabel Díaz Ayuso pierda ante la alternativa de un PP de Juanma Moreno, exponente de una derecha con más talante democrático y mejor espíritu de convivencia
A estas alturas, la aspiración presidencial de Feijóo es Crónica de un fiasco anunciado. Y cuando ocurra quiero creer, lo espero, que la opción trumpista de Isabel Díaz Ayuso perderá frente a una alternativa del PP liderada por Juan Manuel Moreno. Un PP que está desmantelando la educación y sanidad pública andaluza, como he dicho, y de un modo peligroso por sibilino. Pero, pese a ello, Moreno encarna hoy lo más parecido en España a esa “derecha europea abierta, democrática y civilizada” que tantos en la izquierda siempre hemos reclamado.
Es alguien que, con la posibilidad que siempre existe de que como Gallardón en su día nos esté dando “gato por liebre”, de momento, en el Parlamento andaluz desmiente con datos a Vox sus bulos antiinmigrates, alguien que habla de luchar contra el machismo y la homofobia, un autonomista frente al centralismo y que, aunque de forma retórica, aún sin hechos, ha defendido la memoria del asesinado por el tardofranquismo Manuel Jesús García Caparrós. De Moreno acaba de destacar Antonio Garamendi, presidente de los empresarios, que es “un líder moderado” con quien “da gusto trabajar porque transmite paz” (vídeo minuto 1:12:45). No parece que a Isabel Díaz Ayuso la “moderación” y la “paz” la caractericen.
Convocatoria por la democracia
La tercera ventana de oportunidad vendría, si es que cuaja y toma cuerpo, de la iniciativa lanzada estos días por el durante años líder de Izquierda Unida en Andalucía y hoy coordinador general estatal, Antonio Maíllo. Una Convocatoria por la Democracia que, al presentarse como “proceso político que terminará en primavera” remite al “proceso de escucha” de Sumar que dejó más palabras que hechos. Precedente a superar.
Vivido ya todo lo vivido, sabemos la dificultad gigantesca para que converjan partidos, movimientos, representantes y ciudadanía a la izquierda del socialismo, de que nos juntemos con la unidad, estabilidad y pujanza básicos para convencer a cantidades crecientes de gente de que la aspiración de repartir la riqueza, reducir las brechas sociales, conquistar derechos laborales, salariales, de vivienda, de cuidados y de vida no son utopías estériles sino que germinan en mejoras palpables.
El progresismo a la izquierda del PSOE tiene que acelerar y acertar para articularse frente a la oleada reaccionaria. Y ayudará recordarse que si hoy España es una «irreductible aldea progresista» en el panorama global se debe en gran medida a su aportación desde el 15M a la actualidad.
De hecho, si hoy vivimos en nuestra “resiliente aldea hispana”, que aguanta embates involucionistas por varios frentes y mejora salarios y acrecienta los cuidados y aumenta la dignidad con que se muere y camina hacia la reducción de la jornada laboral, es por algo que a menudo olvidamos: que un 15M de 2011 salimos a la calle gente muy transversal pero con profundas convicciones de progreso social, nos revolvimos contra el neoliberalismo que se nos imponía, forzando hasta al gobierno socialista de Zapatero.
Y de ahí, incorporando mucha savia nueva al sistema, salieron Podemos, En Comú Podem, las mareas y luego la separación de Más País… y, con todas las peripecias y desventuras, hermanados a IU y coaligados con el PSOE de Sánchez –a quien resucitaron las bases tras aquel Comité Federal de los Cuchillos Largos–, se ha logrado que ministros y ministras progresistas lleven al BOE positivas transformaciones. Algo que hay que seguir haciendo para que el avance que merecemos sea imparable.