Los padrinos

Sería una tragedia que, de nuevo, como en los años 30/40 del siglo pasado, nos encontrásemos que por falta de vigilancia los gigantes de las finanzas o las tecnológicas estuviesen financiando y apoyando a fuerzas de extrema derecha contrarias a la democracia

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No sé si he insistido lo suficiente, por razones obvias, en el papel que representaron las grandes empresas capitalistas en la financiación y el ascenso de los fascismos en algunos países europeos, en los años 30/40 del siglo XX. En mi último libro, ‘La democracia expansiva’, facilito algunos datos sobre el particular y acerca de la responsabilidad que tuvieron en la catástrofe que significó la carnicería de la II Guerra Mundial y sus consecuencias. En las razones o causas de actitudes tan nefastas para la humanidad influyeron múltiples acontecimientos, de entre los cuales destacaría, especialmente, algunos. Las derivaciones de la Gran Guerra del 14 y el fatídico Tratado de Versalles, que denunciaría con lucidez Keynes en su obra ‘Las consecuencias económicas de la paz’.

En el fondo, aquella contienda fue una guerra de rapiña entre imperios en la que, a la postre, fenecieron cuatro –el de los zares, el de los Habsburgo, el de los Hohenzollern y el otomano- y se consolidaron dos– el británico y el francés–, aunque el gran beneficiario fuese la Norteamérica de Wilson. Una conflagración que dio como resultado la revolución bolchevique, la primera “ruptura” de la cadena del capitalismo y causa de múltiples terrores entre las clases poseedoras.

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