El martes vimos cuál es el resultado cuando el periodismo asume su responsabilidad social y contribuye a evitar que el odio y la mentira destruyan la democracia. Y vimos cómo se pone en práctica
El debate Harris-Trump fue visto por 67 millones de personas, muy por encima del cara a cara que noqueó a Biden
Se echaba de menos el periodismo en los debates electorales. Después de la campaña de las generales del 2023 en nuestro país, parecía que un moderador estaba condenado a ser el juez de tiempos en una contrarreloj de La Vuelta, o un espectro silencioso, como el fantasma del Rey Hamlet en su primera aparición. Para el día después a los periodistas les quedaba el trabajo del árbitro de boxeo: alzar la mano del vencedor.
En el debate presidencial de Estados Unidos, dos experimentados periodistas de la cadena , David Muir y Lindsey Davis, han hecho reverdecer en mí la fe en el periodismo. Demostraron que se pueden desarticular las falsedades en directo. Eso sí, con mucho trabajo detrás, con un equipo de verificadores veloces, con otro de documentalistas y, por supuesto, con el talento de los moderadores. Hubo momentos gloriosos, yo me quedo con estos tres: