En 1974 Serrano integraba el movimiento estudiantil opositor al régimen, además de militar en la Liga Comunista: fue detenido, torturado y encarcelado en carabanchel, y acabó indultado por el rey Juan Carlos tras la muerte del dictador
La Fiscalía insiste en que los jueces investiguen las torturas del franquismo a dos hermanos en los calabozos de Via Laietana
Sus palabras tienen ese tono característico de las personas de convicciones firmes. Con 67 años, medio siglo después de su primera detención, Carlos Serrano se ha convertido en el último querellante contra los crímenes del franquismo a través de la Coordinadora Estatal de Apoyo a la Querella Argentina contra crímenes del franquismo (Ceaqua). Militante en la Liga Comunista, fue detenido dos veces por su actividad opositora al régimen. Le torturaron. Le amenazaron. Le encarcelaron. Ahora, dice, solo quiere conseguir la justicia que nunca tuvo.
Hace cinco décadas, Serrano vivía en el madrileño barrio de Lucero junto a sus padres, su abuela y su hermano. Siempre gozó de cierta conciencia de izquierdas y antifranquista. Sostiene que, aunque con excepciones, en aquel tiempo era algo que se heredaba. “La familia de mi padre había sufrido una represión exagerada por parte del régimen. Incluso uno de mis tíos tuvo que vivir con un nombre que no era el suyo para que no le apresaran y otro murió en Mauthausen”, cuenta. Tenía 15 años cuando comenzaron las primeras escaramuzas para él. En el instituto integró los llamados comités de curso. Estudiaba en el Cervantes, en Embajadores. Era 1970 y todavía quedaban cuatro años para su primera detención.