Guionista y directora de documentales, Bermejo recuerda a sus familiares más célebres, además de rememorar las noches de una Barcelona que ya se fue y los tiempos en los que era la única mujer de los consejos de redacción de ‘TBO’ o ‘Complot’
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La silla de oficina donde Victoria Bermejo (Barcelona, 1958), se sienta a escribir estaba en un parking y, como iban a tirarla, se la quedó ella. Tiene la casa llena de muebles antiguos y modernos. Un bargueño, que perteneció a sus tatarabuelos. Una lámpara finlandesa de diseño, que se retuerce como una columna salomónica, y que Victoria quiere mucho porque le va muy bien cuando está triste, ya que se abraza a ella y se le va la pena. En una estantería, con los libros, exhibe una reproducción en pequeño de la Dama del Paraguas (la estatua que hay en el parque de la Ciutadella), y es una de las muchas que mandaba hacer su abuela, para regalar.
Ante su mesa de trabajo, una larga ventana horizontal muestra la ciudad desde Montjuïc hasta el Tibidabo. Una amiga le dijo que parece un cuadro de Antonio López y que es la vista más madrileña que hay en Barcelona. Son sus calles, Barcelona, y su pasión es madrileña. Como fue protagonista y musa de los tebeos en la Barcelona posmoderna, tiene las paredes decoradas con originales de aquellos dibujantes: Gallardo, Mariscal, Sento, Cifré, Micharmut… También hay fotos de Alvargonzález y de Ouka Leele, y un reloj de sus abuelos, que da la hora moderna, y otro reloj moderno de Micharmut, que da la hora antigua.