Este año tampoco

Han comprado décimos como si fueran caramelos desde el Poder Judicial. En el Tribunal Supremo ya se han gastado varias veces por adelantado el premio de cobrarse la cabeza del fiscal general del Estado

Es la frase más repetida y el pensamiento más reiterado al día siguiente de la lotería de Navidad por la única mayoría silenciosa verdadera de este país: aquella a quien no le ha tocado ni un reintegro. Aunque la decepción dura poco y se ahoga enseguida con el cava de la nochebuena, pues no ganar a la lotería debe ser la única pena que no sabe nadar. Este año había mucha ilusión depositada en las voces de los niños de San Ildefonso porque nunca tantos han jugado tanto convencidos como se les veía de que tocaba el gordo.

Han comprado décimos como si fueran caramelos desde el Poder Judicial. En el Tribunal Supremo ya se han gastado varias veces por adelantado el premio de cobrarse la cabeza del fiscal general del Estado. Eso de seguir las pruebas es cosa del CSI Las Vegas y del tal Gil Grissom. Aquí, en España, en las investigaciones judiciales, somos más de pálpitos.

El juez Peinado se ha empeñado tanto en que el gordo caiga repartido, que hasta oye voces y se imagina cosas que no están en las declaraciones de los testigos para emplumar al primero que se le ponga chulo y no testifique aquello que su señoría tenga a bien que haya que testificar.

También han abarrotado a décimos ganadores los socios del gobierno de coalición. En Junts actúan como si todos los demás les debieran algo, como si ellos hubieran comprado la lotería para toda la oficina y aún no se la hubieran pagado todos. Hace poco declaraba su secretario general, Jordi Turull, en elDiario.es que “el discurso de que si no votas a Pedro Sánchez vienen el PP y Vox no nos impresiona para nada”. A ellos tampoco les impresionas, amigo Jordi, el sentimiento es mutuo así que empate; todos contentos.

En Podemos actúan como si todos los demás hubieran comprado lotería sin contárselo y dejándolos fuera y ahora suya fuera la venganza. Que los otros socios vayan a buscar cada uno su suerte y su premio es cuestión de tiempos. Para que una coalición aguante todos deben ganar y nadie puede acumular superbeneficios. Hasta en el PNV se acaban cansado de que presuman de ganar siempre los mismos.

En el Partido Popular la lotería que creen firmemente ya les ha tocado se llama Begoña Gómez. No hay ilusión, regocijo o alegría mayor que aquellas proporcionadas por las noticias que se generan en torno a la mujer del presidente del gobierno, la verdadera kryptonita contra SúperPedro. Aunque quien mejor lo tiene es la ultraderecha, que ni siquiera ha tenido que gastarse la pasta para jugar a la lotería. Ya le compran y regalan los décimos todos los demás participando, con entusiasmo digno de mejor causa, en esta exuberancia irracional de la antipolítica donde íbamos a estar unos días y ya llevamos años instalados.

A todos, hoy, también les ha tocado recitar que este año tampoco ha sido. Pero tranquilos, que ya falta menos y siempre queda el sorteo de la mañana de Reyes.

Bo nadal para todas e todos.

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