Qué pasaría si Ayuso y Mazón fueran del PSOE

El último capítulo del serial de descaros e insolencias lo ha protagonizado Mazón, al afirmar que no está obligado a mostrar la factura de su comida en El Ventorro porque no fue a la cita en calidad de presidente de la Generalitat sino de líder del PP. Y Núñez Feijóo apoya sin más semejante desfachatez

Marzo de 2020. España estaba en plena pandemia. La lista de fallecidos engordaba con los días. Desde la Comunidad de Madrid llegó una instrucción a las residencias de mayores para que limitaran la derivación de enfermos a los hospitales públicos. La cifra de muertos por la Covid en las residencias madrileñas ascendió a 7.291. Muchos fallecieron entre terribles ahogos por la falta de una atención adecuada. “Se iban a morir igual”, había de afirmar tiempo después la presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso, para justificar el “Protocolo de la vergüenza”, nombre con el que será recordada aquella cruel decisión.  No se iban a morir igual: distintos estudios en Madrid y otras comunidades han revelado que entre el 37% y el 72% de los mayores de residencias trasladados a hospitales se recuperaron. Y quienes murieron lo hicieron de manera digna, asistidos por médicos, no abandonados a su suerte como sucedió en muchas residencias.

29 de octubre de 2024. Torrentes de agua desatados por la DANA arrasan varias localidades de la provincia de Valencia. La AEMET y otros servicios habían activado con antelación las señales de alerta máxima. El Gobierno de Carlos Mazón solo activó el sistema móvil ES-Alert a las 20 horas, cuando ya miles de valencianos tenían el agua al cuello. La consejera de Sanidad dijo desconocer que estuviera activo ese servicio de alertas. El presidente Mazón estuvo ausente unas cinco horas de su puesto y se sumó con retraso a la reunión de emergencia; posteriormente se supo que había estado ese tiempo con una periodista en un restaurante del centro de la ciudad. La catástrofe dejó 223 muertos, muchos de los cuales, si no todos, se pudieron haber salvado con un operativo eficaz de evacuación. 

Son las dos mayores tragedias que han ocurrido en España en el último lustro. Y sus gestiones tienen varios elementos en común. Los dos gobiernos autonómicos actuaron con negligencia y falta de empatía con sus conciudadanos, como dejaron patente Ayuso con su deplorable “se iban a morir igual” y Mazón con su largo ágape en El Ventorro el día de la catástrofe. Ambos mandatarios inentaron ocultar su responsabilidad culpando al Gobierno central. Ambos han eludido encargar informes independientes sobre lo ocurrido: el informe más exhaustivo en la tragedia de las residencias lo presentó a la prensa en marzo pasado la Comisión por la Verdad en las Residencias de Madrid, una iniciativa particular de expertos y afectados por la pandemia que no ha encontrado el menor eco en la administración. Ambos han abortado las iniciativas de la oposición para la creación de comisiones de investigación parlamentarias: Mazón se ha limitado a autorizar una comisión “técnica” a medida, de cuatro sesiones, con intervenciones de “expertos” de un máximo de 20 minutos. Y ambos han sorteado de momento las posibles responsabilidades penales gracias a que las querellas se estrellan en los tribunales: en Madrid han sido archivadas 25 causas contra Ayuso y miembros de su Ejecutivo, si bien en octubre pasado las plataformas ‘Marea de Residencias’ y ‘7291: Verdad y Justicia’ presentaron ante el TSJM una nueva querella contra altos cargos de la CAM y geriatras de 25 hospitales invocando una figura penal diferente –denegación de atención sanitaria por motivos discriminatorios– con la esperanza de abrir por esa vía una fisura en el granítico muro judicial. Por su parte, el TSJV inadmitió este 23 de diciembre tres querellas y cuatro denuncias contra Mazón, decisión que ha sido recurrida sin muchas perspectivas de éxito por la asociación Iustitia Europa, uno de los querellantes.

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