Lo que podía haber sido una parte muy importante de la solución para Europa en la muy difícil encrucijada con que tenemos que enfrentarnos se ha convertido en lo contrario con la designación por Macron de Barnier como primer ministro
Macron y Cuervo Ingenuo
La intuición de Emmanuel Macron de que el momento de parar a la extrema derecha era la propia noche electoral de las elecciones al Parlamento Europeo fue acertada. Dejar que se consolidara la imagen de que el ascenso de la extrema derecha era irresistible es lo último que se podía aceptar. El contrataque tenía que ser inmediato.
La convocatoria de las elecciones generales fue, en consecuencia, una buena decisión. En tres semanas se pondría de manifiesto mediante el ejercicio del derecho del sufragio con una participación muy superior a la de las elecciones europeas que el ascenso de la extrema derecha era perfectamente resistible. El frente republicano resultante de la alianza en la segunda vuelta del Nuevo Frente Popular y del partido presidencial evidenció que la extrema derecha no es mayoritaria. El cuerpo electoral interpretó correctamente la decisión de la convocatoria electoral. Los ciudadanos y ciudadanas cumplieron la parte que les tocaba en el proyecto