La estrategia comunicativa del Gobierno cántabro durante su primer año de mandato ha estado marcada por la falta de transparencia y las escasas comparecencias de la presidenta y de sus consejeros
Antecedentes – El PP abre una crisis de gobierno en Cantabria un año después de llegar al poder con el cese de los consejeros de Ganadería y Cultura
La presidenta de Cantabria, María José Sáenz de Buruaga (PP), ha comunicado este miércoles el cese de dos de sus consejeros en una rueda de prensa sin preguntas. La opacidad comunicativa ha sido tónica habitual de su primer año de mandato, pero ahora, durante su primera crisis de gobierno, la ha llevado a su máximo exponente, eludiendo someterse a la labor fiscalizadora del poder encomendada a los periodistas.
El Ejecutivo autonómico ha notificado en la mañana de este miércoles a la prensa la convocatoria con carácter de urgencia, con tan solo una hora de antelación, de una comparecencia de la presidenta para “informar de medidas de impulso al Gobierno”, un anuncio que vaticinaba cambios y crisis en el seno del mismo, teniendo en cuenta además que los consejeros afectados llevaban tiempo con la etiqueta de ‘cesables’ colgada.
Así pues, Buruaga ha ofrecido la rueda de prensa en la que ha comunicado los cambios que ha decidido llevar a cabo al frente de Cultura, Turismo y Deporte, así como de Desarrollo Rural, Ganadería, Pesca, y en cuanto ha concluido su intervención, que ha durado poco más de diez minutos, se ha dado media vuelta inmediatamente y se ha marchado ante la mirada de incredulidad de los periodistas presentes en la sala.
“¿No hay preguntas?”, han cuestionado los profesionales de los medios a los responsables de comunicación del Gobierno. La respuesta negativa ha venido únicamente acompañada de una carpeta con dos folios con los currículums de los nuevos consejeros y de un aviso para reporteros gráficos de que la fotografía oficial del nuevo Consejo de Gobierno se efectuaría minutos más tarde.
No ha habido opción de preguntar a la presidenta por qué las damnificadas son esas áreas y no otras. Ni por qué, si lo que pretende -como ha dicho- es atraer “inversiones y talento”, los cambios se producen en Ganadería y Cultura, y no en Economía o en Industria y Empleo. Y si “los equipos están en constante examen”, tampoco se ha podido preguntar en qué considera que han ‘suspendido’ los consejeros cesados.
En su lugar, Buruaga se ha convertido en una presidenta ‘escapista’ frente a unos periodistas presentes que, de haberse anunciado previamente, podrían haberse ahorrado el desplazamiento y haber seguido la comparecencia a través de la retransmisión por streaming que realiza el Ejecutivo autonómico en sus canales oficiales dada la imposibilidad de hacer preguntas y realizar su trabajo con normalidad.
Opacidad y falta de transparencia
Este ‘modus operandi’ va en consonancia con la estrategia comunicativa adoptada por el Gobierno cántabro del PP durante su primer año de mandato, especialmente de la presidenta, cuyas apariciones públicas han sido escasas, con el agravante de que, además, teóricamente ostenta el cargo de portavoz del Ejecutivo, tal y como ella misma ratificó cuando repartió las competencias y eligió a los miembros de su gabinete.
En este sentido, Buruaga no ha ofrecido prácticamente ninguna rueda de prensa para informar sobre los acuerdos adoptados en las reuniones semanales del Consejo de Gobierno, como era la práctica habitual en las legislaturas anteriores. Únicamente salió hace seis meses a anunciar un plan de choque para autónomos que a día de hoy todavía no se ha puesto en marcha por completo.
Y si este miércoles la jefa del Ejecutivo autonómico ha elegido escabullirse de los periodistas, un día antes adoptó una táctica similar a la del famoso ‘plasma’ de Rajoy para anunciar el recurso del Gobierno cántabro a la Ley de Amnistía: no convocó a la prensa y el departamento de comunicación envió a los medios una nota, un audio y un vídeo de Buruaga en el atril como si estuviera compareciendo en rueda de prensa.
Y es que las apariciones públicas de la presidenta y sus consejeros se reducen, principalmente, a reuniones con alcaldes, inauguraciones de obra pública y participaciones en actos, fiestas y ferias de diversa índole, pero en casi ningún caso se producen en la sala de prensa de la sede del Gobierno de Cantabria en Peña Herbosa frente a los medios de comunicación para dar cuenta de la labor política desarrollada o responder a cuestiones de actualidad.
La agenda diaria, salvo en las ocasiones mencionadas anteriormente, es completamente desconocida. Pueden pasar semanas sin que los periodistas sepan a qué se dedican algunos de los consejeros del Ejecutivo cántabro.
Además, el acceso a información a través de consultas a los gabinetes de comunicación del Gobierno cada vez es más restrictivo, lo que dificulta el trabajo informativo diario de los profesionales de los medios. En la mayor parte de los casos, las solicitudes quedan en un limbo, y en otros, se da traslado de la negativa a colaborar o a pronunciarse sobre el asunto en cuestión, pese a estar relacionado con su área y ser competente del mismo.
La brecha entre el Ejecutivo autonómico y la prensa es tal que la presidenta y sus consejeros del PP rechazan incluso conceder entrevistas. Este medio ha tratado de obtener sin éxito una entrevista tanto con Buruaga como con sus consejeros durante todo el año en numerosas ocasiones. Tan solo se prestó a principio de legislatura el consejero de Educación, Sergio Silva. Desde entonces no se ha concedido ninguna otra entrevista: “De momento no, gracias”, fue una de las últimas respuestas recibidas por parte del gabinete de un consejero. Sin más explicación ni previsión de una fecha estimada para llevarla a cabo.
Esta fórmula sigue la estela de la campaña electoral del Partido Popular en Cantabria en las últimas elecciones autonómicas, con María José Sáenz de Buruaga de candidata, que utilizó la misma estrategia de invisibilidad, evitando al máximo las entrevistas o los debates electorales y con la que consiguió recuperar el poder tras ocho años en la oposición.