En paralelo a la manida oferta de ocio que usa el erotismo como un mero anzuelo, existen en la isla fiestas que ofrecen encuentros privados donde participan personas «formadas e informadas», en palabras de los organizadores
Los hijos del poliamor crecen: “La otra pareja de mi madre forma parte de mi familia”
“No se trata solo de una fiesta y un sitio donde la gente vaya a tener sexo o a follar. Nuestra oferta va más allá”. Mónica González es la promotora de una de las fiestas liberales (en el sentido que la RAE da al adjetivo ‘liberal’ en su cuarta acepción) que está más de moda en Eivissa. Atiende a elDiario.es ante el auge de esta nueva forma de turismo que encuentra en la isla un nicho muy específico. Si Eivissa es ya de por si el paraíso de la fiesta desenfrenada –todo el mundo asocia la pequeña isla mediterránea a sus discotecas–, muchos visitantes han optado por acudir a ella para disfrutar del ocio más hedonista posible. Las empresas, conocedoras de este público objetivo, han decidido incluir el sexo dentro de la amplia gama de productos turísticos de la isla. El sexo es, ahora, un reclamo más.
En la escena de ocio y clubs se promocionan algunas fiestas con el gancho del ‘fetiche’, tan de moda ahora, pero que en la práctica es una forma más de que los visitantes muerdan el anzuelo. Fiestas como La Troya o Manumission, clásicas del género en la isla, y plataforma de la apertura sexual en Eivissa al público en general, o se han descafeinado o ya no existen. Las nuevas propuestas no son más que fachada sin contenido con el único objetivo de vender. Sin embargo, existen diferentes tipos de eventos sexuales más o menos privados, que se realizan en círculos más cerrados, en los que el sexo es el eje principal. No son lugares donde pueda acudir el público en general y, habitualmente, los asistentes son personas de alto poder adquisitivo.
González lleva dos años urdiendo la creación de una comunidad ‘kinki’, Kinky Love Ibiza, o lo que es lo mismo, “un grupo de gente interesada en abrirse a nuevas prácticas sexuales, a prácticas alternativas a las habituales”. La comunidad, que ya cuenta con 144 miembros, realiza diferentes tipos de actividades, con el objetivo de “crear lazos que unan en un objetivo común: disfrutar”. Dos veces al año, Kinky Love Ibiza ofrece una fiesta en la que “se amplían horizontes y se comparte con personas que podrían estar interesadas en formar parte del grupo”, tanto de Eivissa como de fuera de la isla. Esta ha sido la experiencia de elDiario.es: una redactora de este periódico ha asistido a una de las fiestas que organiza González –el encuentro se llama ‘Salvaje’–, donde acudieron 65 personas de dentro y fuera de la isla.
“Es una fiesta totalmente inclusiva, es decir, no importa la condición sexual de las personas asistentes. Todas son bienvenidas”, puntualiza la organización. La villa está localizada en el norte de Eivissa, en lo alto de una cima desde donde hay una hermosa vista al mar y los campos circundantes. A la fiesta asisten médicos, enfermeros, abogados, agentes inmobiliarios, policías, artistas, camareros, financieros, viejos hippies y púberes alemanas, entre otros perfiles. Todos ellos ataviados con el dress code obligatorio: plumas, prints de leopardo, caftanes, flecos, cuero, seda…. Aunque son las chicas las que más se han esmerado en el outfit. A algunos chicos, la mayoría, les basta con una pluma atada a la cabeza. Altos, bajos, gordos, flacos… los perfiles de los asistentes son muy diversos.
Una mujer con un collar de perlas en la fiesta de Kinky Love Ibiza.
“Se juega con el dolor, con ese punto sadomasoquista”
El día de la fiesta todo está listo en la villa. Una carpa gigante es el centro de la misma. Alrededor se disponen otras carpas que servirán de vestidor y baño, piscina (portátil), varios chill outs y un pequeño anfiteatro donde se realizarán posteriormente los espectáculos. Bajo la carpa, está el set del DJ y la barra, al lado de ella unas cortinas dan paso al cuarto oscuro, donde los asistentes pueden tener sexo sin ser vistos ni ver. Justo encima se encuentra la play room principal, espacio donde solo pueden pasar chicas y parejas; el acceso a los chicos singles no está permitido. Está repleto de camas balinesas con sábanas impolutas, donde los asistentes darán rienda suelta a sus fantasías a lo largo de la velada. Así lo cuenta Noah, una de las personas encargadas de dar la bienvenida al evento.
Unas fotos en el photocall y las presentaciones entre los asistentes, que no habían acudido a las actividades del día anterior, dan paso a los espectáculos preparados para la noche. Una sesión de shibari a cargo de Pablo, el rigger (nombre con el que se denomina a la persona que ata en esta práctica). “El shibari es el arte de atar”, cuenta a elDiario.es refiriéndose a esta técnica japonesa milenaria. “Al principio te metes en esto para follar y, entonces, te das cuenta que esto es otra historia. Se juega con el dolor, con ese punto sadomasoquista, que lo hay, pero que tampoco es el meollo de la cuestión. El shibari es una entrevista. La persona atada te da información y tú la vas leyendo, te vas comunicando con ella”, concreta.
Al principio te metes en esto para follar y, entonces, te das cuenta que esto es otra historia. Se juega con el dolor, con ese punto sadomasoquista, que lo hay, pero que tampoco es el meollo de la cuestión. El shibari es una entrevista. La persona atada te da información y tú la vas leyendo, te vas comunicando con ella
El shibari es una práctica con riesgo, como todas las de BDSM (Bondage, Disciplina, Dominación, Sumisión, Sadismo y Masoquismo), “pero es más profundo y tiene mucho de arte”. “Es tu propia creación”, asegura. El rigger explica a este periódico que los riesgos son reales y por eso el botton, que es la persona que es atada, y el rigger “siempre” tienen una conversación previa para saber dónde están los límites. “No ato con nadie que no sabe cuáles son sus límites. Lo que se acuerda antes de las cuerdas, se respeta en las cuerdas, porque entras en un estado de euforia con todas las endorfinas a tope y no estás en un estado consciente de tu ser. Aunque el botton lo pida. No se hace”, insiste.
“En este tipo de fiestas los límites personales están muy altos, porque la gente sabe a qué viene. En estas experiencias, cuando son profundas, la gente entra en subspace. Es un trance con la sumisión, el dolor, la entrega, la excitación. Es difícil de explicar si no lo has experimentado”, afirma. Pablo ata tanto a chicos como a chicas. “Hay mucha gente que piensa que siempre tienen que ser las chicas las atadas y critican que esto es machista. Las chicas que son atadas, también atan, aquí estamos en un intercambio de roles, no tiene nada que ver con el machismo. Yo me declaro abiertamente feminista”, destaca.
Bailarines al inicio del evento de Kinky Love Ibiza.
Machismo y patriarcado
La opinión de que las prácticas BDSM son machistas está muy generalizada. Así lo pone de manifiesto Tanit, de la asociación ibicenca Consumo Cuidado, cuyo objetivo gira en torno a la reducción de riesgos y la gestión de placeres en la fiesta. “En este ámbito, integramos la perspectiva de género y tratamos de atender también situaciones derivadas de la discriminación por género o identidad, orientación sexo-afectiva, violencias sexuales, chemsex, entre otras”, explica a elDiario.es.
Tanit conoce la fiesta de Kinky Love Ibiza por publicaciones en redes sociales y critica la promoción que se hace con imágenes exclusivamente femeninas y con descuentos para mujeres. “Tenemos que decir que cosas como esta nos chirrían un poco”, indica. “Este tipo de fiesta está muy masculinizada. Siguen perpetuándose ciertos estereotipos, es la tendencia general y lo que he visto en otros casos”, afirma. Además, desde Consumo Cuidado aseguran que Eivissa tiene un hándicap que la hace distinta de otros lugares o ciudades: “La mayoría de las personas se quedan muy poco tiempo en la isla y esto hace mucho más complicado que existan redes o comunidad”.
Tanit, de la asociación ibicenca Consumo Cuidado, conoce la fiesta de Kinky Love Ibiza por publicaciones en redes sociales y critica la promoción que se hace con imágenes exclusivamente femeninas y con descuentos para mujeres. ‘Tenemos que decir que cosas como esta nos chirrían un poco. Este tipo de fiesta está muy masculinizada. Siguen perpetuándose ciertos estereotipos’, indica
En los stands que disponen en las fiestas en las que trabajan reciben consultas sobre PrEP, que es la pastilla utilizada para prevenir el VIH, y sobre prácticas de riesgo como el chemsex. “Nos han llegado algunas dudas y preguntas generales sobre el aumento de ciertas prácticas como el fisting (introducción de puños o brazos), así como sobre las sustancias usadas en estas sesiones de chemsex, por ejemplo GHB, ketamina o speed”, concreta. “No hemos estado en fiestas liberales, aunque conocemos las dinámicas y en ocasiones consideramos que faltan ciertos valores de responsabilidad, empatía y respeto, aunque todo depende de la fiesta, evidentemente. En general, en cuanto a temas relacionados con el sexo, todavía se encuentran bastantes tabús o faltas de información entre el público de todas las edades”, añade.
Después de los juegos y algunas copas, las asistentes femeninas y las parejas fueron invitadas a subir a la zona de juegos principal donde se realizó una sesión de tantra, muy de moda en estos momentos, y que consiste, en su versión ibicenca, en una sesión guiada donde las personas participantes se tocan, se sienten, se huelen y ponen alerta todos los sentidos. La sesión sirvió para elevar el tono del evento aún más. Las camas balinesas se convirtieron en un ir y venir de cuerpos y gemidos. Dos horas después, los invitados se reunían alrededor de la barra comentando todo lo que había pasado en un evento, intercambiando números de teléfono, bromeando sobre las prácticas que acababan de realizar y despidiéndose hasta la próxima.
Una de las prácticas BDSM con cera caliente en la fiesta de Kinky Love Ibiza.
El consentimiento, en el eje de la fiesta
Antes de participar en la fiesta, todas las personas asistentes tienen que firmar una serie de normas. “Sin este documento firmado nadie puede pasar al evento”, detalla Mónica González. “Empleamos un especial cuidado en asegurarnos que todos los invitados comparten nuestros códigos de privacidad, respeto y conexión. Salvaje no es una sex party, es una cuidada experiencia openmind donde conocer y conectar con personas con tus mismos valores y estilo de vida”, concretan desde la organización.
Entre estas normas se encuentra la necesidad del consentimiento para cualquier práctica en la que se quiera participar. “Nunca tocar a nadie sin su consentimiento. No es no. Sí es sí”, se especifica en el documento que “todos tienen que firmar” para poder asistir al evento. “No hay ninguna obligación de participar en ninguna actividad”, es otra de las reglas. “Cualquier persona que sea invitada por la organización a abandonar la fiesta no podrá participar en futuros eventos”, especifican. Asimismo, el uso de móviles y de drogas psicoactivas está totalmente prohibido. Y una última premisa: “Lo que pasa en Salvaje, se queda en Salvaje”.
No por pagar una entrada tendrás sexo
Gret de Lou es sexóloga y es la encargada de impartir el taller Liberi que se desarrolla la tarde antes de la fiesta. De Lou está especializada en talleres para parejas y singles sobre prácticas diferentes a las llamadas “monogamias éticas”, es decir, de conductas sexuales que se alejan de las prácticas heterosexuales normativas. “La monogamia es un constructo social que no es universal. Hay otras sociedades construidas de una forma distinta. Existen mitos alrededor de las monogamias. Nosotras en el taller hablamos de los acuerdos, de los celos que pueden parecer dentro de parejas asistentes y de cómo gestionarlos. Este tipo de fiestas son una experiencia más cuidada”, explica la sexóloga.
La monogamia es un constructo social que no es universal. Hay otras sociedades construidas de una forma distinta. Existen mitos alrededor de las monogamias. Nosotras en el taller hablamos de los acuerdos, de los celos que pueden parecer dentro de parejas asistentes y de cómo gestionarlos. Este tipo de fiestas son una experiencia más cuidada
“Tenemos parejas, chicos solos, chicas solas. Con respecto a los chicos la situación es un poco peculiar. Muchos intentan entrar en estos círculos para engañar a sus parejas o para intentar tener sexo posteriormente con la pareja de otro asistente a la fiesta”, asegura. Sin embargo, de Lou asegura que este nuevo tipo de fiesta que se está desarrollando en Eivissa tiene como base la comunicación y el consenso. “Y esta es una parte muy importante del taller. Este tipo de perfil no es lo que consideramos un perfil liberal y se hace todo lo posible por evitar su presencia en las fiestas”, especifica. Una de las reglas de Salvaje es controlar el número de hombres solos que pueden acudir a la misma, que, además, tienen la entrada prohibida, si no van acompañados de una mujer, a las zonas más “sensibles” del evento. Así, según la organización, se evita este tipo de picaresca.
Una de las reglas de ‘Salvaje’ es controlar el número de hombres solos que pueden acudir a la misma, que, además, tienen la entrada prohibida, si no van acompañados de una mujer, a las zonas más “sensibles” del evento
La sexóloga explica a elDiario.es que hay muchos diferentes tipos de relaciones liberales y este es uno de los puntos que trata en sus talleres. “Para que la gente se identifique o no con uno de estos patrones”, explica. Están las relaciones liberales dentro de las que se encuentra el poliamor. “Tú puedes tener una orientación con la pareja abierta en la parte afectiva y romántica y/o sexual. Después, existen las anarquías relacionales que surgen del poliamor, pero con acuerdos y vínculos a medida”, cuenta de Lou. Por otro lado, “las relaciones abiertas son las personas que tienen un acuerdo de pareja y cada uno puede funcionar por separado, pero no tienen un desarrollo como pareja”. “Están también los swingers, que son las parejas que siempre quedan con otras y su placer radica en ver disfrutar a tu pareja. Los liberales pueden ser relaciones abiertas que se separan en una fiesta, pero también hay liberales que juegan con chicos o chicas solas. Son tríos”, añade.
De Lou asegura que este tipo de fiesta no significa que porque se pague una entrada vayas a tener sexo. Por eso, explica, es muy importante que, sobre todo, los nuevos asistan a estas sesiones. “Es súper importante aprender cómo se piden los consentimientos. Además, ponemos en común las fantasías de cada una. Trabajamos con las parejas en la prevención de celos y como gestionarlos”, expone. “A mí, como sexóloga, me interesa mucho separar el concepto de placer del sexo puro y duro. Este es el concepto que siguen este nuevo tipo de fiestas que aseguran un camino de placer desde que planificas el outfit, está en los espectáculos, en la bienvenida, en toda la dinámica y no en un objetivo de sexo”, indica.
Además, la sexóloga asegura que su experiencia con Eivissa “es diferente”. “Es distinto a lo que puedo tener en Madrid u otros lugares, Eivissa ha ayudado mucho con la creación de esta comunidad. La gente llega con cierta perspectiva al taller, la energía es muy distinta. Es el lugar en el que me siento mejor en cuanto a recepción o las ganas de la gente. Las parejas me han compartido que aunque llevaban tiempo en este ambiente han cogido cosas buenas que les ayuda a resolver cosas. A algunos chicos les cambia la perspectiva. Los que están bien educados en el mundo liberal son pocos, pero aportan mucho a la comunidad y al revés. Me dicen que es muy bonito porque por primera vez los tratan como seres con deseo y con sentimiento, no solo con el rol de satisfacer con el que muchos se sienten utilizados. Por esto, es muy interesante su asistencia a los talleres”, dice De Lou.