El Gobierno mexicano no ha invitado a Felipe VI a la toma de posesión de Sheinbaum, y Exteriores ha respondido anunciando su ausencia. ¿De dónde viene el conflicto? De una petición de perdón del presidente saliente, Andrés Manuel López Obrador, a Felipe VI por las consecuencias de la conquista que no ha sido atendida
El Gobierno rechaza asistir a la toma de posesión de la presidenta mexicana ante la “inaceptable exclusión” del rey
Carta del presidente López Obrador al rey de España, del 25 de marzo de 2019
Que el Reino de España “exprese de manera pública y oficial el reconocimiento de los agravios causados [durante la conquista] y que ambos países acuerden y redacten un relato compartido”. Es la petición que hacía en marzo de 2019 el presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, en una carta enviada al rey Felipe VI, a los cuatro meses de acceder a la presidencia de México.
La Casa Real jamás contestó a la misiva y dejó la respuesta en manos del Ministerio de Exteriores del Ejecutivo de Pedro Sánchez, que rechazó la sugerencia en un tono áspero y de indignación, lo que ha contribuido a elevar la tensión entre ambos países.
El pulso ha tenido luego varias secuelas durante el mandato de López Obrador, la última en diciembre de 2022, tras la cumbre bilateral en Ciudad de México, en la que participaron hasta cinco ministros españoles. Las relaciones entre ambos países funcionan con normalidad, como atestigua la citada cumbre, pero el mandatario mexicano insiste en que al más alto nivel se encuentran en una situación de “pausa”, mientras no hay “un gesto de humildad” por parte de España.
López Obrador explicaba en su carta: “No es el propósito resucitar estos diferendos, sino ponerlos al descubierto, porque todavía, aunque se nieguen, hay heridas abiertas y es mejor reconocer que hubieron abusos y se cometieron errores”. En las cartas –también envió una al papa Francisco–, el mexicano no solo señala y reparte culpas, también mira hacia dentro cuando pide a Felipe VI y a Francisco que “juntos hagamos un relato de lo sucedido desde el inicio de la ocupación, de la invasión, de los tres siglos de colonia y también los 200 años del México independiente”. La coletilla final era relevante: AMLO, un hombre blanco, no exime a los Gobiernos mexicanos del maltrato a los indígenas.
La cuestión no era nueva y retomaba un debate recurrente: ¿es una país o su jefe de Estado responsable de lo que hicieron sus ancestros hace 500 años? ¿Debe disculparse por ello? ¿Debe aplicarse la justicia transicional en estos casos? ¿Qué ocurrió en México?
La negativa del Gobierno
El Gobierno de Pedro Sánchez respondió en marzo de 2019 con una negativa a las disculpas que pedía México.
El Gobierno de España lamenta profundamente que se haya hecho pública la carta que el presidente de los Estados Unidos Mexicanos dirigió a S.M. el Rey el pasado 1 de marzo, cuyo contenido rechazamos con toda firmeza“, arrancaba el comunicado de Exteriores: ”La llegada, hace 500 años, de los españoles a las actuales tierras mexicanas no puede juzgarse a la luz de consideraciones contemporáneas. Nuestros pueblos hermanos han sabido siempre leer nuestro pasado compartido sin ira y con una perspectiva constructiva, como pueblos libres con una herencia común y una proyección extraordinaria“.
“Sobre el enorme caudal de afecto entre nuestros pueblos y su voluntad de progreso”, decía el comunicado, “el Gobierno de España reitera su disposición para trabajar conjuntamente con el Gobierno de México y continuar construyendo el marco apropiado para intensificar las relaciones de amistad y cooperación existentes entre nuestros dos países, que nos permita afrontar con una visión compartida los retos futuros”.
Hechos y precedentes
España conquistó México (el Imperio Azteca, más bien) entre 1519 y 1521 con un ejército comandado por Hernán Cortés que incluía guerreros indígenas de tribus sometidas por los aztecas que querían librarse de su yugo. En los años posteriores, diferentes campañas militares fueron ampliando el territorio conquistado hacia norte, este y oeste.
Las muertes entre la población indígena pertenecen menos a la categoría de hechos irrefutables (también las causas) porque solo hay investigaciones y estimaciones. El investigador estadounidense H. F. Dobyns calculó que el 95% de la población total de América falleció en los 130 años posteriores a la llegada de Colón al continente. Los doctores Cook y Borah establecieron que México pasó de 25,2 millones de personas en 1518 (el año anterior al inicio de la conquista de Cortés) a 700.000 personas en 1623.
Todas las cifras que se arrojan sobre la cuestión son defendidas por algunos y refutadas por otros. Pero se suelen aceptar como verdades (con distintos grados) que la conquista supuso la muerte de millones de indígenas y que estas pueden achacarse no solo a los muertos directos de la guerra, sino también a las condiciones en que quedaron los pueblos originarios en una sociedad colonial despiadada y a las enfermedades europeas para las que los nativos no estaban preparados.
Más hechos. Pese a la polémica, España ni siquiera sería el primer país en reconocer su culpa en un proceso de colonización más reciente o más remoto.
En el año 2000, el presidente alemán pidió perdón al pueblo judío por el Holocausto. El líder francés, Emmanuel Macron, admitió la autoría del Estado francés en crímenes de tortura y desaparición en Argelia durante el movimiento por la independencia del país. El canadiense Trudeau se disculpó porque su país rechazó a judíos que huían de los nazis y Japón hizo lo propio por maltratar a prisioneros canadienses en la II Guerra Mundial.
España también se ha disculpado por comportamientos pasados a su manera. No pidiendo perdón, pero en 2015 el Gobierno de Mariano Rajoy aprobó un decreto ley para otorgar la nacionalidad a los sefardíes, los descendientes de los judíos expulsados de España hace, justamente, más de 500 años. La normativa pretendía corregir entonces “una injusticia de más de 500 años”. De hecho, el rey Felipe VI organizó una recepción en el Palacio Real para honrar la ley y habló de “privilegio” por poder llevar a cabo tal medida.
Incluso el otro interpelado, el Vaticano (el papa, en concreto), también ha pedido disculpas a los índigenas por los abusos en la evangelización latinoamericana ocurrida hace siglos.
Agravamiento de la crisis
Tres años después de aquella petición de perdón por las atrocidades cometidas durante la conquista, López Obrador planteó en abril de 2022 hacer “una pausa” en las relaciones con el Gobierno de España, y también con las empresas, a fin de mejorarlas. “Vale más darnos un tiempo, hacer una pausa. A lo mejor cuando cambie el Gobierno (el mexicano) ya se restablecen las relaciones”, comentó el mandatario durante su conferencia de prensa matutina.
López Obrador dijo que ambos países deben darse un tiempo para respetarse y que el Gobierno de España no vea a México como una “tierra de conquista”. “Queremos tener buenas relaciones, pero no queremos que nos roben”, apuntó el mandatario.
“Es el caso de las empresas españolas, si ahora no es buena la relación y a mí me gustaría que hasta nos tardáramos en que se normalizara, para hacer una pausa, que yo creo que nos va a convenir a los mexicanos y a los españoles, desde luego al pueblo de México y al pueblo de España”, señaló.
Afirmó que ha existido un “contubernio arriba, una promiscuidad económica, política, en la cúpula de los Gobiernos de México y de España”, durante unos “tres sexenios seguidos”, dijo. Aseguró que en este caso, México era el que llevaba la “peor parte” porque “nos saqueaban”. “Entonces, vale más darnos un tiempo, una pausa”, reiteró.
López Obrador cuestionó los negocios de varias compañías del sector energético y de la construcción que hicieron contratos con los Gobiernos de Vicente Fox (2000-2006), Felipe Calderón (2006-2012) y Enrique Peña Nieto (2012-2018). Aludió en concreto a Repsol, OHL, Iberdrola y astilleros de Vigo.
El mandatario también ha acusado a las empresas españolas de ver aún a México como “tierra de conquista y saqueo”, en particular tras la reforma energética de 2013 que abrió el sector a los privados.
La mayoría de los mexicanos exige que España pida perdón
España tiene pendiente una petición de perdón oficial por los abusos cometidos durante la conquista que Hernán Cortés lideró para la corona española de la época, a principios del siglo XVI, en el actual México. Lo ha solicitado formalmente el presidente del país americano, Andrés Manuel López Obrador, y a pesar de que el reclamo ha provocado indignación y aspavientos en España es compartido por una mayoría del pueblo mexicano.
Así lo acreditaba una encuesta de MetricsMx de hace un año para ElDiario.es y SDP Noticias, diario digital líder en México, que señala que el 50,1% de los ciudadanos de este país está de acuerdo con la exigencia de que España pida perdón por la conquista, casi 20 puntos más que los que consideran que no es necesario, opción por la que se decantan el 31,2% de los encuestados. El 3,2% considera que ya se han pedido disculpas, mientras que el 15,5% muestra indiferencia o dice desconocer el asunto.
Malestar con la Monarquía
El enojo de los mexicanos no es tanto con España como país, sino más bien con la Monarquía, como refleja la misma encuesta de MetricsMx. Así, los mexicanos que tienen una buena opinión de España como país aventajan muy claramente, por 15,4 puntos de diferencia, a los que lo evalúan negativamente (44,1% frente a 28,7%).
En cambio, la tendencia se invierte en el análisis que hacen de la Monarquía española y del rey Felipe VI: los mexicanos críticos superan por casi dos puntos a los que evalúan positivamente a la Corona (35,8% frente a 37,7%).
Tampoco las multinacionales españolas que operan en México tienen demasiada buena consideración global tras los enfrentamientos con el Gobierno de López Obrador, que han ido in crescendo, sobre todo en el sector eléctrico y muy particularmente con Iberdrola. Únicamente el 30,1% de los mexicanos considera que las multinacionales españolas “hacen bien” a México, mientras que 31,7% siente que “hacen mal”, mientras que el 22,9% sostiene que “ni bien ni mal”.
Sheinbaum: “España aún suele dirigirse a México desde la superioridad: es ofensivo”
“No somos colonia ni protectorado de nadie”, decía Sheinbaum en una entrevista con elDiario.es en la campaña electoral. Cuando el presidente pide un perdón, es porque los pueblos indígenas se lo merecen; la Conquista fue muy violenta. El acto de pedir perdón es beneficioso para los pueblos, permite avanzar. Más allá de esto, mantenemos fuertes lazos comerciales y culturales que continuaremos preservando, pero siempre defenderemos a nuestro país“.
¿Y por qué son tan pésimas ahora las relaciones oficiales con España?, preguntaba este medio a Sheinbaum en otra entrevista: “Se han juntado dos temas: el de las empresas energéticas, que no han querido entender que estamos en un nuevo momento, y el de la petición de perdón, un reclamo que desde España se vio muy mal, aun cuando el Papa no ha tenido ningún problema en expresarlo. El tema que más enojo provoca es la grosería de cómo contestaron, que refleja una visión de superioridad. Puedes no estar de acuerdo con la petición, claro, pero llama al presidente, explícale tu posición y veamos cómo seguimos. En cambio, se optó por mandar una carta sin nada de por medio”.
Sheinbaum añadía: “Tiene que haber una relación de igualdad, no de superioridad. Somos países iguales y además con muchas hermandades. Mi pareja actual vivió 18 años en España: trabajó en el banco Santander y tiene una hija española, que reside allá. El colonialismo se acabó hace muchos años. EEUU, que es el país más poderoso del mundo, lo ha entendido perfectamente, pero España aún suele dirigirse a México desde la superioridad y esto es ofensivo para los mexicanos”.
¿Las multinacionales españolas han hecho bien a México? “Depende”, contestaba: “En algunos casos, no. Ahora es muy claro el caso negativo de las energéticas. En el pasado se construyó un modelo eléctrico en buena medida ilegal e ineficiente que, sin embargo, es muy lucrativo para multinacionales españolas como Iberdrola. Cuando llega AMLO, obviamente dice que esto se tiene que acabar. Pero en vez de entrar a debatirlo, se amparan en sus privilegios sin importarles nada más. Es intolerable”.
El Gobierno rechaza ir a la toma de posesión
El nuevo paso en la tensión diplomática se ha producido este miércoles.
Así, el Gobierno ha anunciado que considera “inaceptable” que no se haya invitado al rey Felipe VI a la toma de posesión de la presidenta electa de México, Claudia Sheinbaum, el próximo 1 de octubre en Ciudad de México y por ese motivo ha decido no participar en la ceremonia a ningún nivel, según ha informado el Ministerio de Exteriores en un comunicado.
Sheinbaum se impuso en las elecciones presidenciales del pasado 3 de junio con una amplia victoria frente a la opositora Xóchitl Gálvez. A partir de ahí, el presidente en funciones de México, Andrés Manuel López Obrador, aseguró que la nueva presidenta electa podría retomar las relaciones bilaterales, que puso en “pausa” en 2022 al considerar que no existía “una actitud de respeto” por la parte española.
“Ahora que se dan los cambios, hay una oportunidad con la presidenta, Claudia Sheinbaum, que es una mujer muy inteligente, muy respetuosa, muy fraterna, y además conocedora de la historia del México y el mundo”, declaró en una conferencia el pasado mes de julio.
Felipe VI ha venido asistiendo tradicionalmente a las inauguraciones de los presidentes iberoamericanos, primero como Príncipe de Asturias y luego como rey, aunque en algunas ocasiones y por distintos motivos, la representación ha recaído en otro alto cargo del Estado.