Ayuso es una máquina de escupir titulares llamativos, pero vayamos al texto: lo vital es la vivienda, los salarios, la cesta de la compra, la jornada laboral y, recientemente, el transporte ferroviario
Seamos sinceros: Ella lo sabe, Miguel Ángel Rodríguez lo patrocina, los periodistas lo elevamos a portada. Pone tan al límite las costuras de la institucionalidad que genera una atracción morbosa como la generaron en su día Vox o Trump. Causa emociones de sorpresa, incredulidad, rabia o entusiasmo, según la parroquia. Activa la inquietud y es noticia, porque gobierna el lugar de España donde se hacen los negocios y las leyes, porque encarna un modelo contrapuesto al de su vecino de La Moncloa. Seamos sinceros, yo misma he puesto Ayuso en el titular de esta columna.
Ayuso es una máquina de escupir titulares llamativos.Con su ubicuidad ultra o aunque sea capaz de relacionar inmigración con delincuencia o deslegitime los días impares el resultado electoral del 23J sin teñirse las manos ni despeinarse. A la vez, Ayuso es su piedra del zapato, porque le resta protagonismo y le empuja a buscar su sitio en un debate de síes y noes, donde la simplificación ha entrado en el tuétano de la conversación social.