El presidente del Gobierno habla en la Cumbre del Clima de Bakú de las recientes inundaciones en España para alertar de «una terrible verdad: el cambio climático mata»
La COP29 se juega en campo embarrado: la sede es otra vez un ‘petroestado’ y el presidente, un ‘señor del fósil’
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha llevado a la COP29 el testimonio de cómo impacta de manera mortal la crisis climática en la vida de las personas. Sánchez ha aprovechado su intervención en el plenario de la Conferencia del Clima de Bakú para “alertar de un terrible verdad que la ciencia lleva demasiado tiempo señalando y, aun así, algunos siguen despreciando: el cambio climático mata”. Y ha recordado que la crisis del clima “acaba de contribuir a la muerte de más de 220 de mis compatriotas en España” en referencia las víctimas de las inundaciones producidas por la reciente DANA.
Sánchez ha insistido en que “solo hay una cosa tan importante como ayudar a las víctimas de esta desgracia en Valencia que es evitar que se vuelva a repetir”. “Si no actuamos, nuestros países sufrirán”, ha proseguido. “Se trata de una amenaza existencial ante la que muchos gobiernos titubean. Frenan cuando hace falta acelerar. Volviendo al petróleo o los coches de combustión a sabiendas de que esa fórmula nos conducirá al desastre”.
El jefe del Ejecutivo ha concluido diciendo que “como uno de los países más vulnerables ante el cambio climático, vengo a decir que actuemos. Que dejemos de arrastrar los pies. Salvemos vidas, salvemos las economías y salvemos al planeta”.
La cuenta atrás y las ausencias
Antes de las palabras de Sánchez, ha intervenido ante el plenario de la cumbre el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, para recordar que “suena el tic-tac” de una “cuenta atrás que ya ha comenzado para limitar el aumento de la temperatura global a 1,5ºC”. Y luego ha hecho lo que ha llamado “lección magistral en destrucción climática”. Entre los eventos extremos ha enumerado a “los miles de peregrinos muertos por un calor insufrible” o, precisamente, “las inundaciones que desgarran a las poblaciones y destruyen infraestructuras”. “Todos estos desastres están siendo cebados por el cambio climático causado por los humanos. Ningún país se salva”.
También en la inauguración, el presidente de la anfitriona Azerbaiyán, Ilhan Aliyev, ha repetido su mantra de que “el petróleo y el gas son un regalo de dios” y que los países “no deben ser culpados por tenerlos y llevarlos al mercado porque el mercado los necesita”. Lueego ha criticado a los países occidentales por “la hipocresía” de comprar el gas de su país y luego darles lecciones.
A la ronda de intervenciones de alto nivel político de esta COP no han acudido algunas primeras figuras relevantes. Por ejemplo, el presidente chino Xi Jinping –aunque no suele acudir en persona a estas citas– o el presidente brasileño, Luiz Inacio Lula da Silva –que sí intervino hace un año–.
El petróleo y el gas son un regalo de dios y que los países no deben ser culpados por tenerlos y llevarlos al mercado porque el mercado los necesita
Tampoco se ha acercado a Bakú el primer ministro indio Narenda Modi –presente en la cumbre de Dubái en 2023–. De este grupo de principales contaminadores, el presidente de EEUU, Joe Biden, se ha quedado en su casa. No se ha oído la voz del presidente de Francia, Emanuelle Macron o el canciller alemán Olaf Scholz.
Que no hayan viajado a Azerbaiyán estos jefes de estado o de gobierno no significa que sus países se salten la COP. De hecho las delegadaciones de China y de EEUU siguen teniendo un gran peso en estas negociaciones. Otra cosa es que, en el caso de EEUU, los actuales enviados estén de salida ante la llegada del nuevo presidente Donald Trump.
En este sentido, acaba de conocerse que Trump colocará al frente de la Agencia de Protección Ambiental a un excongresita llamado Lee Zeldin con la misión de “asegurar una justa y rápida desregulación” en esta materia. Trump ha recuperado el viejo eslógan propetróleo de 2008 del Partido Republicano, drill baby drill –perfora nene perfora–. También ha elegido para embajadora en la ONU (el foro en el que se desarrollan las cumbres del clima) a Elise Stefanik quien ha alimentado el bulo contra el secretario general Antonio Guterres de que “ha fallado a la hora de condenar a los terroristas de Hamas por sus bárbaras y horribles atrocidades”.