El drama de los pescadores senegaleses encuentra un reducto en España: “Nosotros sacamos adelante estos barcos”

Sin posibilidad de pescar en su país debido a la actividad de los arrastreros europeos, miles de senegaleses no han tenido más remedio que atravesar el Atlántico en busca de un futuro mejor que, en realidad, los enfrenta a la crudeza del sistema

Explotación pesquera en Senegal: “Si ya no puedo usar mi cayuco, lo haré para ir adonde se llevan los peces”

“Vine a España buscándome la vida. Yo quería seguir siendo pescador. Gracias a eso mi familia tiene ahora una casa donde vivir”. Cuando en el año 2006 Elhadji Madiop dejó su vida en Senegal y llegó en cayuco a Tenerife solo tenía una cosa en mente: continuar dedicándose a la pesca, el negocio familiar -y nacional- que se había visto gravemente mermado a causa de los arrastreros europeos que por aquel entonces comenzaron a faenar frente a la costa del país africano tras un acuerdo comercial rubricado con la Unión Europea.

Las poblaciones de peces en los caladeros senegaleses caían en picado. Los pescadores locales se quedaban sin ingresos. En aquel año comenzó el éxodo: más de 30.000 senegaleses optaron por arriesgar su vida atravesando una de las rutas migratorias más mortíferas del mundo. “Los mismos cayucos que ya no nos servían para pescar nos sirvieron para llegar aquí”, dice Madiop.

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