Los debates en torno a la crisis de la vivienda han destapado y auspiciado nuevos actores en torno al mercado inmobiliario, que tratan de influir en las políticas y ganar peso en la conversaicón pública
España tiene más de un millón de viviendas en manos de grandes propietarios
Con el estallido de la burbuja inmobiliaria a finales de la primera década de este siglo, el mercado de la vivienda en España experimentó un cambio histórico. Si hasta entonces había nutrido el negocio de las hipotecas, en los últimos años ha basado su rentabilidad en el alquiler, expulsando e impidiendo la propiedad a grandes grupos de población. Si en 2004 vivía de alquiler el 13,9% de la población, en 2023 ya era el 18,7%, según los datos de la Encuesta de Condiciones de Vida del INE. Al calor de los incrementos de los precios, que han vetado el acceso a una solución habitacional digna y asequible a amplias capas de la sociedad, especialmente a los hogares más jóvenes, se han reorganizado los actores que operan en este escenario: fondos de inversión, socimis y promotores.
Las relaciones entre empresas, grupos y asociaciones ayudan a entender el entramado en torno a un bien básico como la vivienda, cuyo disfrute la Constitución garantiza, al menos en teoría, a toda la población. Este mismo lunes, en una comparecencia en el Congreso de los Diputados, la portavoz del Sindicato de Inquilinas de Catalunya, Carme Arcarazo, ponía el foco en las puertas giratorias en el sector de la vivienda. “Hay un cuestionamiento que el PSOE debe hacerse. Su posicionamiento en materia de vivienda está secuestrado”, indicaba, poniendo el foco en la Asociación de Propietarios de Vivienda en Alquiler (Asval), con Helena Beunza al frente.