Los músicos en los grandes festivales: sin prueba de sonido, camerinos sin sillas y soportes para guitarras a 50 euros

Los artistas denuncian un deterioro en las condiciones de trabajo en los grandes festivales del verano y experiencias cada vez más ingratas

C. Tangana invoca el espíritu de Saura en su excelente debut como director: “No creo en el mito del artista maldito”

Desde abajo, el público percibe el escenario de un festival como la máxima expresión del éxito en la música. Los músicos que actúan ahí arriba deben sentirse afortunados, pero la realidad no siempre es tan radiante. En los camerinos, durante las horas previas al concierto y, a veces, también después de actuar, los grupos pueden sufrir vejaciones de todo tipo. Las dimensiones y popularidad de un festival no siempre son equivalentes al trato que se dispensa a los artistas. El negocio de los festivales no deja de crecer, pero muchos músicos detectan que las condiciones de trabajo en esos recintos no hacen más que empeorar.

Actuar a más de 40 grados sin un toldo que cubra el escenario, llegar al camerino y no disponer ni de sillas en las que sentarse, no poder probar sonido antes de tocar, tener que pagar por un soporte donde apoyar la guitarra durante la actuación o no tener nada que cenar después del concierto porque a esa hora el comedor del ya está cerrado son algunas de las situaciones que denuncian a elDiario.es profesionales de muy diversos perfiles: músicos de grupos emergentes, veteranos con tres décadas en activo, bandas que ya encabezan carteles de festivales medianos, técnicos de sonido y representantes de artistas.

Publicaciones relacionadas