La riada

Lo que ha pasado en Valencia puede no llevarse por delante a un gobierno en concreto, por su mala previsión, por una gestión negligente y torpe de la amenaza. En cambio, podemos enfrentarnos a una crisis de Estado de enorme magnitud y desarrollo imprevisible

Lo que pasó este domingo en la visita de los reyes y demás autoridades a Paiporta es el síntoma de una riada que hace tiempo que se está gestando y de la que la catástrofe de Valencia ha actuado como espita. Lo que ha pasado en Valencia puede no llevarse por delante a un gobierno en concreto, por su mala previsión, por una gestión negligente y torpe de la amenaza. En cambio, podemos enfrentarnos a una crisis de Estado de enorme magnitud y desarrollo imprevisible.

Lo de Paiporta no es (o no es sólo) una operación de intoxicación de la ultraderecha, un intento de , una llamada a la insurrección, es la expresión de algo más profundo. Obviamente, habrá partidos que quieran sacarle provecho, pero se pueden encontrar que las consecuencias de todo esto acabe arrastrándolos también a ellos. Porque lo que se puso de manifiesto este domingo es una riada, sorda, de fondo. Esto no va de la continuidad de Mazón ni de la de Sánchez. Quien juegue en esa longitud de onda se equivoca. Esto es una riada que pone en cuestión elementos básicos de la manera como hemos entendido hasta ahora la organización política de nuestra sociedad.

putsch

Publicaciones relacionadas