La evaluación de los seis candidatos se realizará de forma conjunta para minimizar los daños del intercambio de cromos en el que habían entrado las familias políticas ante la negativa de socialistas y liberales de apoyar al aspirante de Meloni y la amenaza de los populares de pasarles factura con Ribera o Sejourné. El PP español se atribuye el mérito de conseguir retrasar la decisión
Encajar todas las piezas del puzle de la nueva Comisión Europea no es una misión nada fácil y ha obligado a la presidenta, Ursula von der Leyen, a implicarse en primera persona ante el temor de que los intereses políticos de las distintas familias que sustentan su mayoría hiciera volar por los aires el nuevo gobierno comunitario en la recta final del proceso: la elección de los vicepresidentes. Finalmente, la evaluación de esos seis candidatos se hará de manera conjunta para minimizar los daños del intercambio de cromos y dar una oportunidad al acuerdo ante la negativa de socialistas y liberales de apoyar al candidato de Giorgia Meloni, Raffaele Fitto, y ante la presión ejercida por el PP de Alberto Núñez Feijóo a su familia europea para poner cuesta arriba la elección de Teresa Ribera.
La evaluación de los seis nominados que pasan este martes por el Parlamento Europeo –la popular finlandesa, Henna Virkunnen; los liberales Stephane Sejourné y Kaja Kallas; las socialistas Ribera y Roxana Mînzatu; y el aspirante de la extrema derecha italiana, Raffaele Fitto– se tendría que haber realizado de manera individual nada más acabar sus interrogatorios ante las correspondientes comisiones parlamentarias. Sin embargo, a última hora del lunes, los portavoces de las tres familias que sustentan la coalición europea –PPE, S&D y Renew– llegaron al acuerdo de que la decisión se tome de manera conjunta cuando terminen todos los exámenes.
Desde el PPE aseguran que esa decisión no se tomará hasta la semana que viene y el PP de Feijóo lo atribuye a que Ribera tiene que dar antes explicaciones en el Congreso por la gestión de la DANA, según ha publicado El Mundo. Se arroga, así, por tanto, el mérito de retrasar las evaluaciones de todos los aspirantes a vicepresidentes, que debería haber quedado concluida este martes, y que en todo caso no significa que vaya a haber un rechazo finalmente a la candidata de Pedro Sánchez, a la que Von der Leyen situó en la jugosa cartera de Competencia.
No obstante, evaluar a los vicepresidentes al inicio del proceso o hacerlo con todos al mismo tiempo es lo que habían defendido socialistas y liberales para evitar que sus candidatos fueran tomados como ‘rehenes’ ante su negativa a respaldar la designación de Fitto, que supondrá ascender a la extrema derecha a la vicepresidencia de la Comisión Europea por primera vez.
El PPE ha asumido a Fitto como suyo y la amenaza que planeaba sobre socialistas y liberales es que si se oponían a su designación –que puede salir adelante con los populares y las tres fuerzas de la extrema derecha–, les pasara factura con sus candidatos, especialmente con el francés Sejourné y Ribera, que es la pieza clave de los socialistas en el futuro ejecutivo comunitario.
Con el nuevo acuerdo de posponer la decisión, lo que sostienen fuentes socialistas es que hay más margen para llegar a un acuerdo político sobre los vicepresidentes y que salgan adelante como un paquete sin que llegue la sangre al río. Lo que aseguran esas fuentes es que se mantienen en el ‘no’ a la vicepresidencia para el candidato italiano y en que votarán en contra del conjunto de la Comisión Europea a finales de noviembre si los populares –que sí son imprescindibles para la designación de sus candidatas– torpedean su designación. Eso es lo que trasladó la portavoz socialista, Iratxe García, al jefe del PPE, Manfred Weber.
En la negociación del paquete de los vicepresidentes va a participar activamente la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, que ha cancelado su presidencia en la COP 29 que se celebra estos días en Baku.