Un nuevo estudio muestra que los usuarios están más dispuestos a compartir información errónea sin leerla cuando les indigna, lo que contribuye a su difusión y explica por qué mitigar las ‘fake news’ con información veraz no tiene éxito
Hemeroteca – El ‘periodismo de algoritmo’ ataca de nuevo: así es como titulares engañosos y supermercados inundan los medios
La reciente crisis por la DANA en Valencia ha vuelto a poner encima de la mesa una realidad preocupante: en las redes sociales las noticias falsas corren como la pólvora y los desmentidos con datos se abren paso a ritmo de tortuga. Un nuevo estudio liderado por el psicólogo de la Universidad de Princeton , y publicado en la revista , explica este fenómeno y demuestra que el combustible que alimenta los bulos es la indignación moral: las publicaciones en las redes sociales que contienen información errónea provocan más enfado que las que tienen información fiable y esa respuesta emocional facilita su difusión.
Killian McLoughlin