Mientras la inteligencia artificial redibuja el mapa del aprendizaje, educadores y expertos piden recursos y formación para construir modelos éticos y conscientes de los riesgos de esta tecnología
La mitad de los estudiantes no tienen suficientes competencias informáticas y la clave está en cuántos libros hay en casa
A principios del siglo XX dos mundos coincidieron frente a frente en las aulas. A un lado, dando clase, profesores formados en la vida analógica que intentaban enseñar a sus alumnos las habilidades necesarias para un mundo que agonizaba. Al otro, estudiantes que habían aprendido por sí mismos a explotar las ventajas del ciberespacio, veían como el mapa propuesto por sus docentes no marcaba el camino para una realidad que se estaba transformando.